sábado, 12 de septiembre de 2009

DESMADRE
(26-5-2002)
JUAN GARODRI


¿Qué diferencia existe entre un aficionado y un adicto? Si las etimologías valen para algo, que lo dudo, dada la insensatez léxica que la mayoría utiliza en sus escritos y alocuciones, prensa, radio y televisión, mayormente, si bien se tiene en cuenta el bodrio insuperable de Canal Sur Extremadura con su repelente programación de entretenimiento, a base de Dúo Sacapuntas, uno alto y enjuto como don Quijote, otro achaparrado y sandio como Sancho, si es que Sancho era sandio, que no lo creo, sandio viene de ‘insanus’ que equivale a tonto o necio o algo así, según Covarrubias, el DRAE dice que es de origen incierto, el alto no habla, grita y expele frases conminatorias, exuda obviedades más estúpidas que cómicas, el bajo recibe un tortazo de vez en cuando, trastrabilla y hace como que se cae junto a una señorita que está buenísima, no es lo mismo ser que estar, ser implica una permanencia en el estado o esencia, estar conlleva una accidentalidad transitoria en la cualidad o atributo, en el caso presente la señorita está buena, pudiera ocurrir que dejara de estarlo si lo exigiera el guión, el tortazo es el premio que recibe el necio por su necedad, no hay mejor premio para un necio que el tortazo, máxime si el necio es proclive al manoseo concupiscente de la señorita que está buenísima, y otra pareja de chistosos impresentables, él y ella, ella con voz de pito, él con aspecto de necio inteligente, valga el sinsentido semántico, se dedican frases afectuosas y simpáticas, se llaman recíprocamente cariño y cariñito, más que nada por exigencias de la acción narrativa, ella es la lista pizpireta y vocinglera, él el marido lerdo, porfiado e imbécil, de vez en cuando el marido suelta una parida luminosa, los asistentes in situ a la astracanada matrimonial aplauden y chillan y corean la parida, quizá también lo hagan, nunca se sabe, los espectadores televisivos arrellanados en los cómodos sofás domésticos, sobre todo cuando la de la voz de pito y el necio inteligente se meten en la cama y se prodigan caricias y arrumacos esperpénticos, un tal Garó aparece otras veces, se transmuta y desdobla detrás de un panel tragicómico, una especie de metempsícosis dramática que lo induce a representar actitudes homoeróticas, unas veces, ingenuidades y picardías pseudoinfantiles, otras, siempre la infancia fue ingenua y espontánea en el simbolismo de la picardía, la inocencia candorosa de la intención impúdica, el Garó pregunta a su pareja si quiere jugar a los médicos, o a hacerse cosquillitas, se pone triste si su pareja dice que no, llora y ríe, la risa y el llanto suelen sobrevenir conjuntamente en algunas ocasiones, no es difícil observar que alguien ría y llore al mismo tiempo, así es la naturaleza humana, dotada de la saludable facultad de reír y provista de la esencial desventura de llorar, si las etimologías valen para algo, que lo dudo, decía al principio, mi respuesta a la pregunta inicial entrevé que existe una diferencia, al menos aparente, entre un aficionado y un adicto, aficionado viene del verbo latino ‘afficio, is’, de la tercera, que significa enamorarse, de donde aficionado es tanto como decir enamorado, lo cual que alguien puede desenamorarse, accidente psíquico que ocurre con frecuencia, la prensa rosa y los programas televisivos de marujeo vespertino, y aun matutino y nocturno, dan buena muestra de ello, adicto se aplica al que admira, respeta, sigue o acata a alguien determinado, en este sentido yo soy adicto al Larguero, mi tío Eufrasio no, mi tío Eufrasio dice que no es adicto al Larguero, aunque se contradice, lo escucha todas las noches, si bien se mira no es adicto porque no admira ni respeta ni acata, todo lo contrario, al Joserra, dice que el Larguero no informa acerca de acontecimientos deportivos, aunque también, mayormente el Larguero pretende que el entrevistado responda a lo que el entrevistador quiere que responda, si se permite la tautología, el Joserra utiliza un léxico de barra de bar, tal vez ahí radique su éxito, es el programa deportivo de mayor audiencia, resulta familiar, asequible y hasta simpático, sobre todo cuando la entrevista cobra el tono de la broma y a veces de la impertinencia interrogadora, intentando calentar la sartén contra Camacho, que si está cabreado, que si no, y suena la voz de un camachólogo, experto en camachología, de dicción ronquilla y enérgica, y el camachólogo responde que es natural, Camacho está cabreado, más bien preocupado, aburrido quizá de tanta entrevista, ah, oiga, es que la obligación del periodista está en buscar la noticia para satisfacer el derecho que todo ciudadano tiene a la información, mi tío Eufrasio sigue en sus trece y afirma que quizá el periodista tenga el derecho a buscar la noticia, pero no el derecho a imponer la noticia o a desvirtuarla o a presentarla tal como él quiere que la conozcan los ciudadanos, quizá Camacho esté aburrido de tanta pregunta idiota o improcedente, no todos los periodistas son inteligentes, quizá Lorenzana no sea muy inteligente, se ha atrevido a mantener un rifirrafe con Hierro y Raúl, capitanes de la selección española, Lorenzana afirma que todo está olvidado, Raúl también afirma que todo está olvidado, son cosas que ocurren en los entrenamientos, Lorenzana pensaba que le iban a preguntar acerca de su trabajo como preparador físico, el Joserra insiste en lo del rifirrafe como el que pretende sacar agua de las peñas, a mí me parece bien, esa insistencia periodística para que los oyentes lleguen al fondo del asunto, por qué no se habla usted con Hierro y con Raúl, el Marca lo dice, Raúl lo llamó pesado, usted le respondió y tuvieron unas palabras, Lorenzana afirma que lo único que le importa es su trabajo, esa no es la respuesta esperada, un abrazo, buenas noches, todos nos quedamos con las ganas, mi tío Eufrasio asegura que así es la vida, que hasta que comience el Mundial a ver cómo se las arregla la Prensa para llenar cada día sus páginas y páginas o su amplio espacio radiofónico, que bastante difícil lo tienen, cuando tú, me dice, te ves morado para escribir un artículo.

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