martes, 8 de septiembre de 2009

DE PRESERVATIVOS Y OTROS USOS
(10-2-2002)
JUAN GARODRI


Bueno, hay quien afirma que “Los Serrano” y deportes (fútbol, naturalmente) es lo único aceptable que puede verse por televisión. Así que yo acabo de tragarme el partido Celta-Coruña (vaya dos goles de Tristán, el de los ojos de loco) y empiezo a zapear para evitar en lo posible el tedio publicitariamente televisivo.
De pronto, coño, una tertulia con sus tertulianos. En la Primera de TVE se debate si debe implantarse, o no, más bien sí por lo que veía en la pantalla, la venta de preservativos en los institutos. No sé a quién interesará, allá en los altos estamentos del Gobierno, que el gentío se distraiga con lo de los preservativos. (Algo deben de ocultar, seguro, cuando arrojan a los leones las actitudes, usos y costumbres sexuales de los adolescentes y los exponen a criterio público. Manipulación informativa, información sesgada, se veía de lejos). La cosa me pareció tan absolutamente esquizoide que a duras penas aguanté más allá de veinte minutos. En tan breve espacio de tiempo, según como se mire, observé lo siguiente: a) cuatro contertulios, dirigidos, es un decir, por la presentadora, pretendían discutir acerca de la conveniencia o inconveniencia de vender preservativos en los institutos, b) dos contertulios estaban a favor y dos en contra, c) la pareja «a favor de» estaba constituida por un humorista de esos que salen en algunos programas televisivos y una señora tetuda y dientona que también sale en parecidos bodrios televisivos, d) formaban la pareja «en contra de» un médico ya maduro y un caballero de color, con bigote, e) un padre, una madre y una adolescente de 14 años, hija de ambos, también estaban «a favor de», porque la madre había tenido a su hija, allí presente, a la edad de 19 años, acontecimiento que confirmaba el padre con reiterados y satisfechos movimientos de cabeza, f) la presentadora, por otra parte, también parecía estar «a favor de», g) llegado el turno de intervenciones, el humorista se expresó con gracejo progresista y ademanes nerviosos «a favor de», h) el médico ya maduro se manifestó «en contra de», basando su postura en una resolución de la OMS a favor de la abstinencia sexual y/o la correcta educación sexual de la juventud y/o la relativa fiabilidad de los preservativos, i) la señora tetuda y dientona se mostró muy sorprendida de que los preservativos puedan fallar y exigía al médico que explicase la sorprendente causa de la falla, j) la presentadora urgía al médico que se dejase en paz de leer ‘papeles’ (dijo) y que hablase de preservativos, que era de lo que se trataba, k) un espontáneo aseguró que los chavales/as no los compran en la farmacia porque les da vergüenza y los acojona, además, el chismorreo de los vecinos, l) alguien respondió que si no se avergüenzan de meterse mano a ver por qué se avergüenzan de ir a la farmacia, ll) el médico siguió leyendo sus papeles para manifestarse «en contra de», cosa que no gustó en absoluto al humorista, a la señora tetuda y a la presentadora, m) el señor de color afirmó muy serio que es improcedente la venta de preservativos en los institutos porque incita a caer en el sexo a niños/as que aún no están preparados para ello, n) el humorista lo cortó en seco y afirmó, muy excitado, que no se trata de niños sino de adolescentes, ñ) el señor de color opinó que si las niñas empiezan su actividad sexual a tan temprana edad no pueden conservar su virginidad para el matrimonio, o) el humorista pegó un bote en el asiento y comenzó a reír sarcásticamente, juas, juas, pero de dónde ha salido este tío, a ver quién le enseña un calendario, decía, que estamos en el 2004...
Entonces apagué el televisor. No hay cosa más repelente que escuchar a un tipo que, en nombre de la progresía, se guasea casi obscenamente de su interlocutor, sin respetar la opinión del contrario, por muy ‘trasnochada’ que sea, como si el mero hecho de estar en el tercer milenio expandiera patentes de calidad progresista y confirmara a cualquiera en la posesión de la verdad.
Así que venta de preservativos en los institutos. No creo que este revuelo haya favorecido la justa opinión que la adolescencia se merece por parte de la sociedad. El gentío piensa que los chicos/as van al instituto exclusivamente al cachondeo (acepción 2 del DRAE) y al gomeo. Ahora me explico la actitud zumbona de algunos conocidos. Pero qué coño enseñáis en las clases, te dicen, que andan los chavales/as como salidos/as, a ver si no por qué todo este revuelo de los preservativos. Y a ver para qué van al instituto, continúan, me parece que aprenden más de la cuenta, porque si hay que proporcionarles gomas será porque andan follando a todas horas... Lo que no se explica el personal es dónde, cuándo y cómo desarrollan los chavales/as su actividad sexual en los institutos. Desde las ocho de la mañana hasta las dos de la tarde están atareados en la dinámica de las clases y las tareas escolares. Es prácticamente imposible que durante los escasos minutos que median entre clase y clase corran como locos a echar un polvo matutino. ¿Dónde? ¿En los pasillos? La afluencia continua de grupos que se trasladan desde su aula a la de tecnología, a la de música, a la de visuales, a la de plástica, a la biblioteca o a los laboratorios convierte el acoplamiento en una tarea trabajosa e impracticable. ¿En los váteres? Como no sea durante el recreo, no parece probable. Y así y todo, tampoco parece probable porque, generalmente, los conserjes se encargan de que aulas, pasillos y otras estancias queden libres de estudiantes durante los recreos, de manera que todo el personal se desplaza a los patios, o al exterior del instituto, a lo del bocadillo y el cigarro.
Llegados a este punto me dicen que no, que lo de la venta de preservativos en los institutos no es a causa de que los chavales/as anden a todas horas con el quiqui a cuestas por pasillos y rincones, sino para evitar embarazos no deseados en las adolescentes, y que las relaciones sexuales las mantienen generalmente fuera del instituto. ¡Joder!, exclamo sin poder contenerme (provocado quizá mi exabrupto por analogía semántica), entonces ¿por qué tienen que colgar la caja de preservativos en el instituto y no la cuelgan en la puerta del Ayuntamiento promocionada por la concejalía de cultura y juventud, que tanto promociona? Ah, dijeron.

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