viernes, 16 de octubre de 2009

EL FIN POR FIN
(30-5-2004)
JUAN GARODRI


Entiéndase. Porque cualquier pensador de los que piensan, hay tantos, aunque parece que no, parece que el gentío no piensa, pero ocurre lo contrario de lo que parece, porque una cosa es parecer y otra ser, ya lo hemos dicho en repetidas ocasiones, por eso hay pensadores que piensan y pensadores que parece que piensan, y no es cosa de ahora, Armando Tomás Guíu lo señalaba en el TBO de los años cincuenta-sesenta, se refería a los pensamientos mentales de madame de la Tontaine, el pleonasmo utilizado como refuerzo embellecedor de la ignorancia porque, usted comprende, un pensamiento mental dota a la ignorancia de energía revitalizadora, un pensamiento mental eleva la ignorancia a la categoría de verdad cuasi absoluta, puede usted comprobarlo en los múltiples programas televisivos que se cuelan en los salones domiciliarios y los decoran y los culturizan, los incluyen en la cultura del mamoneo opinante, en la erudición del dialogueo vociferante, en el conocimiento del cotilleo murmurante, en el estudio del marujeo babeante, el pensamiento mental transmite la noticia aureolada de idiocia repugnante, y disculpe, usted comprenda, la utilización desmedida del epímone para expresar lo inexpresable, que quizá la ignorancia también puede ser bella, e incluso útil, no tienen por qué moverse en terrenos opuestos la belleza y la ignorancia, no tienen por qué batirse en duelo epistemológico la belleza y la ignorancia, la ignorancia puede ser bella aunque carezca de los fundamentos del conocimiento científico, o quizá por ello, la belleza puede ser ignorante aunque posea su correspondiente epiqueya para acomodar a sus propios intereses las circunstancias de tiempo, lugar y persona.
Entiéndase. El fin por fin. Porque cualquier pensador de los que piensan podría interpretar la frase de distinta manera, dada su natural ambigüedad (la de la frase). El fin, finalmente. Menos mal que se ha alcanzado el fin. Ya era hora de que esto terminara. El fin, por fin. Zidanes y Pavones han exhalado un profundísimo suspiro de alivio cuando se ha cumplido el último minuto de la Liga de las Estrellas. Los pensamientos mentales de directivos y técnicos han alcanzado el término de una particular travesía del desierto agrietada por una espantosa sequía de resultados positivos. Ya Raúl no tiraba del carro. Ya Zidane no exhibía sus pasos de ballet futbolístico. Ya Ronaldo no mostraba su punta homicida de velocidad goleadora. Los pensamientos mentales de cronistas deportivos, antes dedicados al loable menester del manoseo más o menos indecente, ahora han vuelto grupas y se alejan velozmente de un terreno de juego resquebrajado y reseco. Los hinchas y forofos, agotados definitivamente sus pensamientos mentales, lamentan ampliamente su desdicha y cada uno monta su personal epicedio para llorar con amargura por los títulos muertos. También hay quien sostiene la frase comentada, el fin por fin, refiriéndose a la Boda. Aunque los medios no acepten la inevitable fluencia de los días que llevan al olvido. Aunque amenacen con voluminosas y detalladas entregas semanales en las que pormenoricen la delicadeza infantil de doña Leticia, y su agudeza. Así que llegaremos a estar divididos en dos bandos: los que vieron la Boda y los que no la vieron, los que adquieren las revistas de la Boda y los que no las adquieren. Y acaso nunca llegue por fin el fin.
Entiéndase. El fin por fin. Es otra interpretación más contundente, ajena a los pensamientos mentales. El fin como finalidad. El fin, término, consumación de algo, acabamiento (muerte) como objetivo, utilidad, ganancia. El fin de la vida es la muerte, su término. Mantener la muerte como objetivo es algo horroroso. Es procurar el fin de los demás. Sin embargo, la noticia diaria nos informa de esta demencial obsesión humana empeñada en el fin, en el acabamiento de los otros. Ahora mismo Amnistía Internacional, en un documento que lleva por título «Resonaron las voces los jamás escuchados», acusa a EEUU de «expandir como un cáncer» la violación de los derechos humanos. El fin por fin. La aniquilación como finalidad. Una guerra injusta y sus consecuencias (el fin de un país, su aniquilación, y la de sus habitantes) para conseguir un fin doble, un doble objetivo: venganza por el 11-S y beneficios económicos; dominio y control de pozos petrolíferos y ganancias millonarias por la reconstrucción. El ángel de la devastación blande la espada de la insania y convierte el fin (acabamiento y muerte) en finalidad.
Entiéndase. El fin, por fin. Volvamos a que cuanto antes se acabe la cosa, mejor. Leo que «el PSOE y el PP se han puesto de acuerdo para que la comisión de investigación sobre el macroatentado del pasado 11 de marzo se desarrolle de la forma menos perjudicial para ambos». ¿Es un chiste? Cualquier lector más o menos exento o libre de pensamientos mentales puede deducir que lo que pretenden nuestros políticos no es el esclarecimiento total de los hechos, sino que ese esclarecimiento dañe lo menos posible sus intereses de partido. Y todo en dos meses. El 27 de julio todos para casa. Aunque los hechos solamente se hayan aclarado un poquito. El fin, por fin, dirán cuando cojan la maleta y se vayan de vacaciones tan ricamente. Y el ciudadano, probablemente sin saber toda la verdad, tocándose los cataplines de la desinformación. Fin, por fin.

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