jueves, 31 de diciembre de 2009

LA PIZZA
JUAN GARODRI
(15-9-2007)

La pizza une a los italianos casi tanto como la selección española de fútbol une a los españoles. Esta unión ambinacional manifiesta, sin embargo, una diferencia significativa, o al menos una diferencia (no sé si importante o no, porque las diferencias importantes se mantienen entre magnitudes importantes, digamos sociales, por ejemplo, o políticas o económicas o históricas o científicas o religiosas, y la pizza y el fútbol no alcanzan ese nivel). A saber. Mientras la pizza es reverenciada como representante del plato nacional italiano (la pasta), la selección española de fútbol es denostada por los españoles, representados por la cosa mediática, que los impulsa a amar a la Selección al mismo tiempo que los instiga a odiarla. Así que podemos establecer la diferencia pizza/Selección con el parámetro aparentemente contradictorio amor/odio (amor gastronómico/odio psicológico, digamos). Los italianos aman la pizza, la desean. Los españoles odian la Selección, y también la desean (rareza neuronal propia de la psicología deportiva autóctona). Los italianos quieren tener la pizza al alcance de sus bolsillos, las pizzerías la encarecen y van y deciden hacer huelga de mandíbulas caídas. Los italianos sin comer pasta. No a la pizza cara, en el doble sentido. No compraremos pizzas, han dicho, hasta que su precio sea razonablemente equiparado al poder adquisitivo. Los españoles no. No han hecho huelga de ojos caídos proclamando que no verán jugar a la Selección hasta que se vaya Luís y desaparezcan los niñatos ricos que los aburren, no, los españoles se dedican a odiar la Selección, pero sin huelga. En consecuencia, la ponen a parir y afirman cosas como que Luis debe dimitir, que los jugadores sólo piensan en ganar dinero, que no aman los colores de España, que son una panda de gandules mal dirigidos por un tío ‘de geriátrico’, que se encuentra muy lejos de la estética holandesa o del incansable ímpetu de los ingleses, que es un lamentable espectáculo deprimente y que, encima, el entrenador da la espantada y se niega a hablar. (Andanada de frases entresacadas de los blogs futboleros). Y digo yo que, si tan malos son pues, joder, que no vaya nadie a verlos, ni en directo ni por TV. Huelga. Como en la cosa de la pizza.

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