viernes, 25 de diciembre de 2009

FUEGO
JUAN GARODRI
(12-8-2006)

Estos días de agosto achicharrado y plúmbeo, el personal está aterrado e indignado. Aterrado porque se asfixia, y se encierra en casa para huir del calor, cada uno como puede. El aire acondicionado ha dejado de ser un lujo para convertirse en artículo de primera necesidad. Mis parientes de Soria se sorprenden, quizá con razón, de que la mayoría de los constructores de por aquí doten a los edificios de calefacción central (para dos o tres meses de invierno que tenéis, y no muy riguroso, dicen, y los vendan desprovistos de aire acondicionado, tan necesario, para los seis u ocho meses de calor de os aplastan.
El personal también está indignado, decía. Indignado a causa de los incendios que abrasan media España (Cataluña, Galicia…) y, al parecer, no hay medio de evitarlos. A la hora en que escribo estas líneas hay 67 incendios activos y 43 controlados en Galicia. En esta Comunidad, se han quemado 5.000 hectáreas en menos de una semana. La ministra de Medio Ambiente, Cristina Carbona, ha asegurado que la “desmesurada” cantidad de incendios intencionados que arrasa Galicia impide la eficacia de los “numerosísimos” medios aportados por la Xunta, el Ministerio y otras Comunidades. Hay tres palabras, sin embargo, que me llaman la atención: ‘desmesurada’, ‘intencionados’ y ‘numerosísimos’. La cantidad es desmesurada (más de 110 incendios). Cierto. Pero ¿por qué? ¿No será debido a la falta de adecuada prevención? Hay que pensar en los incendios no cuando aparecen sino tres meses antes de que aparezcan. ¿Por qué no empieza en abril o mayo la limpieza del suelo, la eliminación de sotobosque y el apartado de madera y arbustos secos? ¿Por qué no se emplean para este cometidos de prevenir incendios los ‘numerosísimos’ medios que ahora se utilizan para intentar apagarlos? Si los bosques tuvieran el suelo limpio como lo tienen los olivares o las viñas, probablemente a más de dos se les quitarían las ganas de quemarlos. Estos días he practicado senderismo entre bosques de pinos y he visto tal cantidad de basura vegetal acumulada entre sus troncos que daba pánico pensar en el pirado, en el hijoputa o en el cabrón dispuesto al cerillazo. ¿Por qué no se han limpiado a su debido tiempo?
En fin, no voy a proponer que a los pirómanos detenidos les metan un tizón por donde ustedes saben, a ver si así escarmientan en culera ajena otros descerebrados. Pero sí propongo que no los confinen en la cárcel sino en un barco en alta mar, años y años, para que la contemplación del líquido elemento les refresque para siempre la calentura ignívoma.

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