jueves, 24 de diciembre de 2009

OPÁ, TEVIADA UNA PATÁ
JUAN GARODRI
(10-6-2006)


El título es una magnificencia, en el sentido de ostentación y grandeza. Somos los primeros, mundialmente famosos, peritos en basura y expertos en bazofia. No se ha escuchado en España mayor melodía pasmosa que la música estercolada de Opá difundida a los cuatro vientos por la cosa mediática. La estética de lo sucio es magnífica y sobreabunda y aplasta con asombrosa facilidad sorprendente a las demás estéticas, si es que puede hablarse de ‘estéticas’, en plural. Hagamos añicos porcinos la bobalicona belleza de las sonatas de Mozart y el estúpido esplendor de las sinfonías de Beethoven. Consigamos que Mahler se revuelque en el fango de su propia sensibilidad. Arranquemos escupitajos virulentos para lanzarlos sobre los Concerti grossi de Corelli. Lancemos pedos pedregosos y fétidos sobre la sonoridad orquestal de Wagner. Construyamos un corralito de estiércol y mierda caguetosa para encerrar la polifonía de Tomás Luis de Victoria. En fin, mandemos al carajo de la inmundicia y de la roña toda la música del mundo, desde las villanellas a las sonatas, desde el canto gregoriano al jazz, desde el ‘ars nova’ a la ópera. Hagamos, sí, hagamos añicos todas las partituras musicales ante la invasión, tan mugrienta como repulsiva, de la presencia amusical de partituras. «Hagamos añicos las antologías», clamó un poeta crítico del pasado siglo, «de los aborígenes hasta nuestros días, / cuantos en Hispania cantaron poesías / no trovaron nunca más que tonterías: / versos sin detalles y sin calorías, / notas sordas, frías, / silentes, sombrías, / sin timbre vibrátil en sus armonías. / Tan sólo en mis versos hay eucaristías. / Yo soy el mesías, / yo soy el maestro, / porque yo demuestro / que en el tiempo nuestro / soy, de puro diestro, / el astro del estro». Aplica el cuento.
Así que Opá, te viada una patá que te vas a enterar. Y no crea usted, lector, que esta mierda que nos rodea es sólo la del Koala, o como se llame. Además de la basura musical, hay también otros Opás no menos bochornosos. Porque en España, si nos ponemos en plan de invención justificativamente magnificadora, es que no hay quien nos ‘eche la pata alante’. Somos los primeros. Ejemplo: las cárceles. El país europeo que más presos tiene en sus cárceles. Y es que, puestos a delinquir, no hay delincuentes tan bien preparados para la delincuencia como nosotros. Lo curioso es que la mayoría de los delincuentes son gente de poco pelo, mientras que el selecto personal de pelo abundante o es excarcelado a las primeras de cambio o ni siquiera entra en prisión. Así que las cárceles españolas pues nada, abarrotadas de presos corrientes, a ser posible inmigrantes, con lo mal que huelen. Y es natural: como hay tantos, pues no hay más remedio que rebajarles las penas para que salgan cuanto antes y entren otros que andan a la espera del encarcelamiento.
Otro ejemplo de Opá te viada una patá es el caso pringosamente sobrecogedor de las primas. También en esto somos los primeros. Estamos por encima de Brasil, sobrepasamos a Inglaterra, superamos a Alemania, destacamos más que Francia e Italia. Las primas de nuestros futbolistas, sí, los que integran la Selección Española de Fútbol: 540.000 euros (unos 90 millones de pesetas) se va a llevar cada uno si España gana el mundial de Alemania que, por otra parte, es más mundial que nunca. El Centro Internacional del Fútbol ha expedido 11.000 acreditaciones a periodistas de todo el mundo. Y nuestros jugadores, que nunca han ganado nada en un Mundial, con las primas más apetitosas de todas las Selecciones participantes. A ver si no es para cantar un buen Opá repringado de basura crematística. Opá, teviada una patá, o así. Mientras tanto, cerca de cinco millones de españoles saldremos perdiendo con la nueva reforma fiscal.

1 comentario:

antonio dijo...

Hola, me gustaría saber el autor y nombre del poema que cita en este artículo "hagamos añicos la antología", lelvo tiempo buscándolo por internet y no lo encuentro. Si alguien lo sabe,por favor que lo escriba aquí.
GRACIAS.