viernes, 25 de diciembre de 2009

PORCENTAJES
JUAN GARODRI
(16-9-2006)

Todos los años la misma canción. Llegan estas fechas de septiembre y el personal se altera no sólo por el elevado precio de los libros de texto, sino también porque ese elevado precio no vale, a final de cuentas, para nada. Resulta que los padres se gastan el pastón en libros, cuadernos, bolígrafos y faber-caster, se gastan el pastón en zapatillas deportivas, chándales y plumas, se gastan el pastón en clases vespertinas de inglés, natación, escuelas deportivas de tenis y piano, se gastan el pastón en todo eso y, al final, patada en el trasero: fracaso escolar. No es nada nuevo. Pero otra vez ha vuelto a repetirlo incansablemente la prensa nacional y regional de esta semana. Muchos adolescentes españoles son burros hasta para tocar la flauta. Alrededor del 34 % del alumnado español no concluye la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), tasa muy superior a la de los países de la OCDE, según un informe presentado en París. (Se conoce que a los jóvenes no les interesa integrarse en la comunidad para la organización y el desarrollo económico). Así que no sólo vamos mal en fútbol, deporte en el que la Selección española se encuentra más atascada que el lavabo de unos okupas. También vamos mal en educación y conocimientos. Porque de una lista de 26 países integrantes de la OCDE, España ocupa el puesto 23, sólo superada por Turquía, Brasil y México. A la puta cola. Y no vale soltar el chiste del beocio, aquel que dice que no se va a la cola porque en la cola ya hay otro. Eso de estudiar se deja para los finlandeses, que con lo del frío y la comida sin grasas se refugian en las bibliotecas y estudian sin molestar, porque para molestar tienen la plaza del Senado y las traseras de la iglesia de San Nicolás. Pero los adolescentes españoles no. Los adolescentes españoles andan todo el día de la ceca a la meca, dale que te pego al móvil, envueltos en tecnología, sobrepasados, elongados por la tecnología, que para algo se vive en una sociedad supertecnificada. Un ordenador por cada dos alumnos. Teconolgía pura. Esfuerzo laudable. Pero todavía no he leído una evaluación equilibrada que valore el rendimiento académico de “esta” utilización del ordenador. España es, por otra parte, un país de repetidores con un porcentaje del 38’6 %, que no es moco de pavo. Las repetidoras, sin embargo, son menos, las mujeres obtienen mejores rendimientos.
En fin, la cantinela es la de siempre. Sólo me atrevo a decir que, mientras España esté por debajo de la OCDE en recursos públicos educativos (no solamente tecnológicos), los porcentajes seguirán aumentando.

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