sábado, 26 de diciembre de 2009

BUSH Y SU GUERRA
JUAN GARODRI
(10-2-2007)


Que digo yo que Bush, y todos los ‘bushistas’ del mundo, parece como si hubieran retrocedido al siglo XVI, dentro de la vorágine de un proceso involutivo aterrador. Porque resulta que en aquellos años vivió un filósofo humanista llamado Juan Ginés de Sepúlveda especializado en dos cosas: las traducciones y comentarios de Aristóteles, y la composición de las crónicas del emperador Carlos V y de Felipe II, tan amantes de la extensión del imperio. Además, lo hizo famoso en su tiempo la actitud doctrinal que adoptó frente a la guerra. Así que va el tío y escribe un libro titulado “Democrates” para apologizar sobre las causas justas de la guerra: repeler las injurias, recuperar lo injustamente arrebatado, castigar a los malhechores… Y ¡ojo al parche!, añade una causa justa de la guerra que hoy no deja de producir un repelús sorpresivo, por no decir indignante: la potestad del Papa.
Si comparamos la doctrina de Sepúlveda con las obsesiones del Bush, encajan a la perfección, o al menos encajan. La pavorosa guerra de Irak fue provocada con el acompañamiento de todas las trompetas de las causas justas: repeler las injurias (atentado del 11-S, World Trade Center, ya saben) y castigar a los malhechores (muerte a los terroristas, a por ellos, oé). Lo trágico de toda esta terrible historia es que la cruenta realidad se asienta en la creencia de que la guerra de Irak es justa porque proviene de la potestad del Jefe del Imperio: Bush (del Papa, en el siglo XVI).
Quizá por eso, y a pesar de que ya se ha demostrado la injusticia de la Guerra de Irak, va Bush, el del rostro tallado en piedra, y pide más dinero para Defensa y, en particular, para las guerras de Irak y Afganistán. Y como los senadores se lo niegan, pues va el tío y dice algo cojonudo: que se pueden hacer recortes en otras áreas, sobre todo en gasto social (sanidad, indigencia, inmigración o salud pública: es más importante el deber sagrado de defender y extender el imperio). Y quiere que las fuerzas armadas reciban más de 700.000 millones de dólares. Que se joda, en consecuencia, el seguro de salud para los ancianos y los pobres. Mierda.

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