sábado, 26 de diciembre de 2009

LA TASA
JUAN GARODRI
(9-12-2006)


Hay noticias que dejan a uno estupefacto, esa especie de inesperada sorpresa que te alarga el cuello buscando la explicación de lo aparentemente inexplicable. Uno pensaba que determinados comportamientos socio religiosos de la alta Edad Media habían sido borrados del mapa europeo. Pero resulta que no. Aún siguen aconteciendo hechos semejantes a los que podrían haber ocurrido en el medievo. Esas escenas de la vida cotidiana, llamadas “misericordias”, que eran colocadas en la parte inferior de los asientos de los coros de las iglesias, un hombre calentándose junto a una chimenea, una mujer desplumando un ave de corral, un zorro devorando una paloma, un clérigo fornicando, y así.
Ahora también ha ocurrido. «Tasa de fornicación en Rumania para novios que viven en pecado», reza el titular. ¡Ostras, Pedrín! Si te quieres casar por la iglesia no tienes más remedio que apoquinar una multa en euros (Rumanía ya forma parte de la Unión Europea), que «puede variar entre los 15 euros, para casos menos graves, y los 100, si la novia es llevada al altar embarazada o con el niño en brazos». O sea, que la tasa de fornicación se mide según la profundidad del pecado en el que la pareja se halle inmersa antes de la boda. Teniendo en cuenta que esta cosa de la tasa se produce en Valea Sarii, una pequeña población situada al este de Rumanía, y que el nivel salarial es todavía muy bajo, resulta que una ‘tasa de fornicación’ de 80 o 100 euros es un pastón en el que hay que pensar antes de abandonarse entre las turbadoras ramas del follaje. Por otra parte, el asunto de la cosa pecaminosa es considerado, a mi parecer, por el Consejo Parroquial no como un pecado, en el sentido ofensor y teológico del término, sino como un tributo que se impone al disfrute de ciertas actividades (eso significa tasa), de lo que se deduce que los ricos pueden fornicar hasta el hartazgo puesto que pueden pagar, mientras que los pobres habrán de conformarse con superficialidades táctiles y achuchones.
Hala, mientras se pueda pagar, de cabeza al fornicio. Como siempre, los ricos ganan a los pobres por 20-0, o más.



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