domingo, 16 de agosto de 2009

VUELTA LA BURRA AL TRIGO
(2-3-2000)
JUAN GARODRI


No soy nada, pero que nada original, amigo, si comparo la actividad política con la comedia. Y lo siento de veras, y me disculpo ante los miles de aficionados al teatro que puedan sentirse ofendidos por la comparación. Miles de aficionados que atribuyen al teatro un grado de cultura superior, aficionados que se conmueven y apasionan con la ficción, tan real, de una representación escénica. Desde la estética dramática de la Poética de Aristóteles, desde los grandes clásicos (Sófocles, Eurípides, Aristófanes...), desde el teatro barroco o neoclásico hasta Els Joglars, pasando por encima de Mihura, Buero y Arrabal, naturalmente, el teatro siempre ha supuesto para los espectadores la momentánea certeza de una verdad que elimina la posibilidad de otras verdades más o menos probables. He de confesar que a mí también me complace el teatro. Y aunque hace tiempo que no asisto a representaciones teatrales propiamente dichas, sigo leyendo teatro. Y es que el teatro atrae y engancha porque el espectador se desdobla en el actor, un desdoblamiento que quizá afirma la pretensión del rito, esa tentativa desesperadamente humana de revivir algún acontecimiento críticamente simbólico, religioso o social para reflejarlo a escala individual y liberar al gentío de sus obsesiones.
Y ahora nos vienen los políticos y adulteran la esencia del teatro y empiezan con sus representaciones. Ya andan los políticos moviendo el culo. Ya han iniciado la campaña promisoria y van de un lado para otro haciendo sonar la pandereta, ilusionando con sus volatinerías, mostrando la cabra de los equilibrios, haciendo danzar el oso de las descalificaciones y pasando la gorra de los votos. Han empezado a hacer teatro. A ver. Parece que han pasado cuatro días desde la campaña del 13-J y ya tenemos encima, otra vez, la matraca de las elecciones. «Vuelta la burra al trigo», dice mi tío Eufrasio hastiado del sonsonete propagandístico porque la reiteración publicitaria se le antoja cansina y prácticamente inoperante. De manera que los políticos, venga, a hacer teatro. Lo malo es que hacen polvo la técnica teatral y parece que se aferran )desesperadamente? a la mezcolanza de comedia y tragedia, en medio de un ímpetu emulsor, más bien tragicómico, ya satirizado en 1609 por Lope de Vega: “Y cuando he de escribir una comedia / encierro los preceptos con seis llaves, / saco a Terencio y Plauto de mi estudio, / para que no me den voces[...] / y escribo por el arte que inventaron / los que el vulgar aplauso pretendieron / porque, como las paga el vulgo, es justo / hablarle en necio para darle gusto”. Son afirmaciones de Lope en su «Arte nuevo de hacer comedias».
Y empieza la comedia promisoria. Y aplauden los pensionistas porque van a seguir manteniendo la capacidad adquisitiva de sus pensiones, y aplauden los funcionarios porque van a cobrar dos pagas extra, y aplauden los empresarios porque van a ver reducidos sus impuestos, y aplauden los obreros porque van a pagar más los que más tienen, y hasta los docentes aplauden )aplauden? porque la Enseñanza va a ser mucho más pública. (Digresión. Resulta curioso comprobar cómo en las sesiones mitineras se bautiza la función de los docentes con el rotundo nombre de enseñanza, mientras que después, en las mesas de negociaciones, se denomina con el pretencioso nombre de educación. Pero en fin.)
Y empieza la tragedia descalificatoria. Todo lo han hecho mal, los adversarios todo lo han hecho mal, unos ineptos, unos corruptos, unos deslegitimados porque se han saltado a la torera la voluntad de los ciudadanos. Y los Medios afines llaman a González el ‘amnésico perenne’. Y los Medios afines enredan a Piqué en los malos olores de Ercros y de Ertoil (por poner unos ejemplos). Y aumentan las crispaciones autonómicas y se afirman las pretensiones reivindicato­riamente nacionalistas. Y hasta los obispos andan a la greña a causa de si se calumnia o no se calumnia a Setién.
Y empieza la farsa desarreglada, chabacana y grotesca de los mítines. Y así, mientras Aznar se compromete en un mitin a rebajar todos los tramos del IRPF, Almunia va y arroja al suelo, en otro mitin, un impreso de devolución rápida del mismo impuesto. Y prosigue la farsa con la publicación, cada dos por tres, de encuestas de intención de voto, porque un Medio no puede ser menos que otro, de manera que las organizan y las publican y las interpretan arrimándolas cada uno al ascua de sus sardinas políticas.
Mientras tanto, hay quien afirma, ajeno a todo, a) que Poncio Pilato nació en Escocia, a la sombra de un árbol octomilenario, al que quieren clonar como si se tratara de una oveja arborescente; b) que el personal se encuentra preocupado mayormente por la salud de Rociíto, la de la napia de boniato; y c) que el gentío dominguero y bullidor ha tirado cohetes en plazas y portales porque el Madrid acaba de cascarle al Barça tres goles como tres promesas de campeonato liguero.
(Yo me largo a los Canchos de Ramiro a pescar el black-bass, blasblás para los profanos).

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