domingo, 16 de agosto de 2009


DE PERROS
(10-2-2001)
JUAN GARODRI


Algunos críticos aseguran que Saramago es el prototipo del escritor pesimista, sus novelas manifiestan una pesadumbre casi enfermiza hacia la (in)soportable tribulación de la vida, estamos aquí movidos por hilos invisibles y caprichosos, soñadores de una nostalgia de la que no sospechamos ni siquiera el origen, envueltos en los fatales (de fatum) círculos de una “saudade” casi metafísica, vamos, que cada uno somos algo así como un fado literario de 454 páginas o por ahí.
Dentro de la tristeza y hasta la lástima o quizá la compasión que siente el lector de La caverna hacia Cipriano Algor, el alfarero, una compasión y desasosiego que es la desazón que uno siente hacia sí mismo, la pesadumbre de uno mismo, no solo la del alfarero, fagocitado por esa perplejidad inquieta o angustiada de la vida, que no es la vida de uno, que es la Vida, en general, metaforizada en el Centro, en la sociedad que absorbe y que engulle su destino y el destino de todos, que consume los afanes y los convierte en zozobra, que abrasa las ilusiones y las transforma en ceniza, que traga por el sumidero de la competencia económica, única prestación posible, la trayectoria vital de cada ser humano, dentro de la compasión hacia el alfarero, te decía, que es la compasión hacia uno mismo, aparece Encontrado, un perro que es mucho más que un perro, que no es un perro cualquiera (aunque se asocie la frase a la vulgar remembranza de la vaca que tampoco era una vaca cualquiera porque aquella, al menos, no tenía el mal de las vacas locas). Encontrado es un perro sabio, si es que puede atribuirse a un animal la cualidad de la sabiduría, exclusiva, dicen, del ser humano en cuanto portador de inteligencia, aunque sería discutible el grado de inteligencia de muchos humanos, bien es verdad que la gradación se alza de menos a más o desciende, según los casos, de más a menos o incluso de menos a nada. Encontrado, sin embargo, es un perro sabio porque parece que está dotado de inteligencia, con una gradación inteligente que va de menos a más según avanza el discurso narrativo, desde su aparición en escena de una forma casi misteriosa. Encontrado piensa, discurre, reflexiona, examina los acontecimientos, calcula los beneficios o perjuicios que pueda procurarle su actuación, enjuicia la estupidez de las acciones humanas y (aunque ignore o tal vez no, quién sabe, que los valores de fidelidad y colaboración perrunos no son reconocidos por el hombre sino hasta bien entrada la Edad Media) distingue entre el bien y el mal con la acertada simplicidad de la cordura. ¡Qué diferencia entre Encontrado y esos otros perros caprichosos o díscolos o antojadizos! Bueno, conozco a alguien que echa unas reprimendas vociferantes a su perro, te vas a enterar, sinvergüenza, que me traes por la calle de la amargura, hoy sin salir al parque, castigado, que no te mereces otra cosa, así pagas los desvelos y los cuidados que me tomo por ti, encima que procuro alimentarte con comida selecta, no volverás a acostarte conmigo, sí, y no muevas tanto el rabo, que mareas, así que ha mandado a su perro a un internado educativo para que lo aleccionen en los ámbitos del comportamiento canino, tres meses interno, para que aprenda a dominar sus emociones y a controlar sus ansiedades y sus esfínteres. Ni una sola vez entabla Cipriano Algor discusiones violentas con Encontrado, quizá una simple colleja por olisquear peligrosamente los muñecos de barro. El recurso de Saramago no es original, también Apuleyo dotó a su asno de un acentuado espíritu crítico para juzgar la vida de los hombres.
Esto no impide que Encontrado sea un perro razonador al que habría que acudir de vez en cuando para conocer su acertada opinión sobre nuestras cosas. Por ejemplo, ¿qué opinaría Encontrado de la televisión autonómica extremeña? Quizá fuera ponerlo en un aprieto, los hombres somos así de vanidosos, por no decir petulantes, ya ves, televisión autonómica, qué necesidad tenemos los extremeños de autonomía televisiva, dos o tres mil millones, o los que sean, para la instalación y dotación tecnológica, como si no hubiera otras prioridades en Extremadura, a no ser que la TVEX sirva para consolidar el ámbito de la arrogancia o el engreimiento políticos, quizá la frivolidad en el gasto, telediarios para difundir las cuatro noticias de la región, programas deportivos para presenciar los empates del Badajoz, la tristeza del Extremadura, la indigencia del Mérida, la constancia agreste del Jerez o el Don Benito, la insulsez mediocre del Cacereño, la tozuda escalada del Plasencia. Con qué ocuparía el tiempo de la difusión televisiva Encontrado, nos pondrían hasta en la sopa las actuaciones de los políticos regionales, se harían famosos los rostros de los políticos, los gestos de los políticos, las discusiones de los políticos, el cainismo de los políticos. Cultura, poco. Cuanto más se sabe, más se piensa. Y el hecho de que los demás piensen siempre ha resultado conflictivo. Además, los programas culturales hay que emitirlos a la 1'30 de la madrugada, hora en que nadie los ve, razón por la que no se emiten. Concursos, eso es. Habría que rellenar las 17 horas restantes con programas de entretenimiento, esa basura a que las Autonómicas someten a los televidentes regionales con la frialdad impávida de los torturadores. Piensa Encontrado, arriesgándose a la equivocación estimativa, que la caspa televisiva no es ofertada en respuesta a la demanda del público sino que la caspa está en la cabeza y en el cuello y en los hombros de los directivos, responsables absolutos de lo que se ofrece en las televisiones.
En fin, a lo que parece, Encontrado es un perro sabio aunque a veces se muestre impertinente. Ya se sabe que la sabiduría consiste en un conocimiento prudente de la vida que excluye la manifestación de juicios insensatos. Pero esto lo desconoce Encontrado.

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