lunes, 8 de junio de 2009

RESPETO
(7-2-09)
JUAN GARODRI


Todas las ideas son respetables, dicen. Lo cual no significa que su exposición sea aceptable. No suelo apostar por la manera en que se exponen las ideas. La apuesta ideológica hace que me caiga del sofá. Sobre todo, si aquél a quien escucho pretende apropiarse de la verdad como si la hubiera heredado. Siendo así que yo heredé poco de la verdad porque me equivoco muchísimo.
Así que de apostar, nada. Respeto esas mentes que han redactado los manuales de EpC. No las acepto. Que está muy bien que quieran educar a la juventud, que anda por ahí perdida, sin valores ni nada. Que está muy bien que quieran ‘formar’ a una juventud responsable y libre, que anda por ahí irresponsabilizada y tiranizada.
Pero, coño, por mucho respeto que yo tenga a las ideas de los demás, me cabrea que esas ideas se asienten en un prejuicio histórico casi heideggeriano.
Y así las viñetas sobre la Iglesia de un manual de EpC se cachondean del Papa, de Dios y de las creencias religiosas.
No apuesto por esas viñetas. Ni unos ni otros pueden pretender que su interpretación de la trascendencia sea la única verdadera.
Ahora, eso sí. Lo que más me ha jodido (aunque lo respeto, cómo no) es la afirmación de que los jubilatas somos una mierda. No lo dicen así pero se aproximan.
Una: «Es preciso que los jóvenes sean injustos con los hombres maduros. Si no, los imitarían y la sociedad no progresaría».
Joder, tío, que los jubilatas somos responsables del estancamiento progresista de la sociedad. Y yo sin saberlo. Me he echado a llorar. Comparándolas con mi llanto, las lágrimas de Federer fueron pura sequía.
Otra: «La sociedad moderna no tiene lugar para los ancianos, los cuales tienden a formar grupos en las calles, parques y paseos que adquieren las características de verdaderas subculturas».
Ostras, Pedrín. Seguro que los clarividentes que escriben tales gilipolleces (a la mierda el respeto) suprimirán los parques y jardines, seguirán con avidez el paso antienvejecimiento de Dorian Gray y se suicidarán para no llegar a la ancianidad.
Un suicidio ejecutado con la cuerda del prejuicio en el árbol de la chirivaina.
Y otra: «Los hombres ricos que pasan el día ocupados en sus negocios y por la noche roncan como vacas, no contribuyen al bien común».
¿Por ser ricos o por roncar?
Paso palabra.

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