lunes, 8 de junio de 2009

FÚTBOL
( 6-12-08)
JUAN GARODRI


A mucha gente no le interesa el fútbol. Intelectuales de camisa negra y bufanda larga, por ejemplo. Sin embargo, el fútbol es un fenómeno sociológico que mueve miles de millones al año. Debería pues interesar.
Los gigantescos montones de dinero suelen pudrirse. Así ha ocurrido. Con las inmobiliarias, con las armas, con la política, con el fútbol. Y algo huele a podrido. La frase está tan lexicalizada que apenas significa algo, con tanto como significa. Estamentos que han tergiversado perversamente sus funciones. Algo huele a podrido en el fútbol.
Da como un poco de asco esto del fútbol. Una mierda. La náusea. Por mucho que se tape, el viento la mueve, queda al descubierto y huele. La podredumbre de la mierda refleja la clase de tipos que evacuaron esa mierda.
Estos días no sabe uno si el entorno informativo es surrealista o real (‘sur-réalisme’, por encima de la realidad). Porque la realidad del fútbol no puede ser así. Siempre me ha gustado el fútbol. Ahora, lástima, no es deporte. Lo han convertido en un conglomerado de intereses dinerarios en el que sólo importa la pasta. Millones de euros para los ‘cracks’ y sus intermediarios (los cracks, que abren grietas gigantescas en las contadurías de los clubes, no sólo en las defensas de los equipos rivales).
En el año 1600 no se conocía el fútbol Shakespeare desconocía el fútbol. De conocerlo, hubiera escrito una tragedia, quizás, más contundente que Hamlet para denunciar la corrupción, la demencia y la obscenidad de los grandes clubes de fútbol. “Something is rotten in Denmark”, dice Marcelo. Algo está podrido en Dinamarca.
Pagar a jugadores de un equipo de fútbol para dejarse ganar, cobrar por perder y conseguir de esta forma indigna favorecer a otro equipo, es algo insoportable. Ahí está el caso del Málaga-Tenerife, equipo éste supuestamente pagado para permitir que el Málaga ascendiese a primera división. O el del Atletic-Levante, que supuestamente permitió la victoria de los de Bilbao para su permanencia en Primera, en perjuicio del Celta, que descendió a Segunda.
Los futbolistas famosos tienen corta vida deportiva. Por eso ganan tanto. También tienen vida corta los de Tercera, los de Segunda, y ganan menos o nada. Es cuestión del dinero que generan. Para los clubes o para el COI, para las cadenas de televisión.
La fe (de los ‘hinchas’) sin obras es fe muerta.

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