martes, 16 de junio de 2009

LOSGI LIPO LLASVER BALES
(18-7-00)
JUAN GARODRI



Qué quieres que te diga, amigo, yo no puedo compararme ni de lejos con Arturo Pérez-Reverte, caería en la ridícula pretensión de comparar una hormiga con un elefante, él es el maestro de esgrima narrativa y yo no tengo ni siquiera espada. Así que cuando Pérez-Reverte utiliza la hipérbole descalificatoria para asegurar que “España tiene el mayor índice europeo de gilipollas por metro cuadrado”, yo me quedo algo así como descolocado, porque probablemente, a poco que se admita el aserto pérezrevertiano, corre todo el personal el casi seguro riesgo de caer dentro de algún metro cuadrado de la gilipollez aludida, aunque yo me conformo con menos, es decir, me conformo con atribuir la cuadratura métrica de la memez no a toda España, soy más modesto, sino a un sector reducido, ese de la voz engolada y la prepotencia parlanchina: el de la España radiofónica y televisual parlante, con lo cual quedan libres de la estulticia, por mi parte, los demás conciudadanos extramuros del micrófono.
Ya escribí en esta misma sección hace meses un exabrupto cabreado, Lásca lídas playásde Cuba, se titulaba, o algo así, en el que arremetía contra las pedradas tónicas de culifinas y culimajos de la pronunciación radiofónica o/y televisual. "Y es que lo de las pedradas tónicas", decía entonces, "se ha convertido en una gilipollez verbal consolidada y diaria entre locutores/as de medio pelo (y de pelo entero, según casos), como si pretendieran demostrar al personal que sus continuos y deslumbrantes viajes a los globalizadores Iunaitestéis o al excéntrico, asombrerado y orejudo Iunaitedkindom han depositado, los viajes de los locutores, te decía, un sonsonete fónico y anglosajón en el revoltijo de sus cultísimos conocimientos, de manera que expelen sin parar ventosidades tónicas en sílabas átonas y apedrean, en consecuencia, los grupos fónicos con los pedrascazos de la doble o triple acentuación".
Así que, amigo, me refiero a los rasgos prosódicos. Que se los están cargando, te lo digo yo. El problema consiste en la dificultad de expresar por escrito tales rasgos. Para ello se presta mejor la ortografía. Escribes “uebos”, por ejemplo, y el latigazo visual te deja temblando las referencias. Sin embargo, los rasgos prosódicos ofrecen una dificultad añadida al hecho de denunciar su pésima y afectada utilización.
Y me pregunto, yo, cuitado, si existirán (o no) escuelas de programación y educación de voz para locutores y presentadores, o si, en caso de existir, no impartirán cursillos en los que se ejercite a los asistentes en la ardua tarea de machacar la fluencia natural de la prosodia castellana, a imitación de esos enviados especiales a Nueva York, Londres o a países lejanos y exóticos (Rosa María Calaf, por ejemplo) que cabecean empedernidamente para acompañar con su gesto la desarticulación tónica de las sílabas.
A este respecto, propongo un paradigma, más esquizofrénico que prosódico, de lo que puedes escuchar habitualmente a través de cualquier medio, a pesar de la imposibilidad de reproducción exacta de los tonemas, ya digo. Notienes más que oírla vozen off de ‘Corazón de veranoooo’, esa vozde vende dor demú ñecá chochonaaa, ‘Corazón de veranooo’, élpro grama cono lora cali say párae xalta ciónde culi finas ýde más gente guapaa, (yésque séte parte élal malin güística). Lá monó tonía déla voz en off, ámpa radaen látras tienda déla ano nimia, coge cárre rilla para-rélatar-sin-pausas-los-(des)arraigos- sentí mentales, ývay pega saltos índis crimi nados pórla pasa rela délas sílabaas, algo así cómoun grillo loco obli gadoa cámi nar sóbre ascuaas. Ócon templas lósTe lédi arios, ý es cuchas cónes panto quélos labios satisfechos dé Alfredo Urdaci ( ó de JóseAn tonio Lucas, o dé María Escario, y otros muchos y otras muchas, resúl taría tánpro lija la énu mera ción) éstran gulan sinpie dad los grupos fónicos, cómo si el hecho dé acén tuar lassi lábas átonas lespró dujera unex traño placérin forma dory progre sistaa. Y no digamos si sé teo curre éncen derla radioo. Ahí ya ácon tece (y énton tece) úndes madre proso dicoy supra segmen tal con reso nancias éstu pida mente anglófonaas. Culi majos y culi finas reciénin corporados ála locu ción, álo quépa rece, pugnan por descó yuntar laná tural cadencia délas frases énu naca rrera alú cinaday galac tica dedés compó sición ydés varíos. (No tienes más que éscu char eso de Lós 40 Princi palees o lósen loque cidos aspa vientos fonicó-fonéticos délos perio distas deportivoos). Porque aquí ya nóse trata délbai lédel grillo loco nidél placérin forma dor dé Urdaci, se trata dé uná quelarre sila bico enelquepalabras ésdru julas sécon vierten éna gudas, palabras bisi lábas sétrue canen tetra sílabas, palabras ato nás sému danen toni cás y, en fin, sé escinde él grupó foníco enín conexas tése lás dé unhó rroroso puzzle deve nido énpis tópro sódico. Todósa crifi cado, dicen, ál totém delá (pos)moder nidad.
(Si lees el párrafo en alta voz y no te conviertes automáticamente en un gilí pollás verbal, es que estás inmunizado contra la audición de la supramemez pronunciadora. Dichoso tú.)

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