domingo, 3 de enero de 2010

TRACTATUS DE POLITICA
JUAN GARODRI
(8-3-2008)


Hubo un tiempo en que me dio por hojear algunos ‘Tractatus’ de Spinoza. Me impulsó a ello, quizá, más que su largo recorrido filosófico, su trayectoria borde (inconformista). Fue un tipo raro al que aburría el gentío. Hijo de mercaderes judíos portugueses que emigraron a los Países Bajos, entró en conflicto con los jefes de la sinagoga por sus “profundos errores”, lo expulsaron. Se enfrentó con las autoridades civiles de Amsterdam, lo discriminaron. No le atraían los puestos de honor (llegó a rechazar una oferta de profesorado en Heidelberg), y se ganaba la vida como pulimentador de lentes (algo así como un óptico actual de escaso pelaje). Pero escribió sin descanso. En latín además. Los argentinos lo tradujeron a destajo en la primera mitad del siglo pasado.
Quizá Spinoza fundamenta su filosofía en la teoría de la necesidad absoluta. Las ideas dependen unas de otras según un orden geométrico exacto. Las ideas se necesitan entre sí. Para que exista una verdad tiene que contrariarla una mentira. Para que exista un ganador tiene que haber un perdedor. Para que los ricos disfruten los pobres tienen que joderse. Todos no pueden ser ricos, todos no pueden ser pobres. No todo es verdad ni todo mentira. Las ideas se necesitan.
Este rollo patatero viene a cuento de que las ideas ‘necesarias’ se parecen a la actualidad política, la de nuestros días, la de Zapatero y Rajoy que desconocen, se supone, esta teoría de la necesidad cósmica, digamos, base del determinismo del siglo XIX. Y aunque Hume se empeñara en declarar que esta necesidad es indemostrable, los hechos se encargan de pregonar que el PSOE necesita al PP para dimensionarse y que el PP necesita al PSOE para justificarse. Sin esta necesidad de relación ‘geométrica’, ¿de qué hubieran valido los mutuos enfrentamientos entre Gobierno y Oposición?
Para hablar de ‘su niña’ el PP necesita al PSOE. Para hablar de Irak el PSOE necesita al PP. La solución mañana.

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