domingo, 3 de enero de 2010

JUSTICIA
JUAN GARODRI
(5-4-2008)


Cuando alguien se lleva las manos a la cabeza, el gesto es signo de incomprensión o de alarma ante un acontecimiento aterrador. Cuando alguien se lleva las manos al culo y corre, el gesto es signo de miedo e indefensión. El gentío se pregunta, atónito, qué ocurre con la Justicia, ahora que se ha descubierto el pastel con el asesinato de la niña Mari Luz. ¿Nos llevamos las manos a la cabeza o al culo? ¿Nos sorprendemos o huimos?
La Comisión Permanente del CGPJ reconoce que son ‘graves’ los hechos investigados al permitirse la libertad del asesino y que convocará una reunión de la comisión disciplinaria. ¿Y ahora se enteran? El gentío se pregunta por qué un juez de una Audiencia provincial tarda cerca de tres años en redactar la sentencia firme contra el delincuente, o cómo es posible que un juez de primera Instancia no dicte orden de busca y captura. Añade, además, dicha comisión algo pavoroso: cuando se inspecciona un Juzgado sólo se examina del 5 al 10 % de sus casos. ¿Es para correr o no?
Quizá por eso la sobreabundancia informativa de los Medios no se ha dirigido a excitar la sensiblería popular, como algunos piensan, sino a hostigar a la Justicia, que ya le tenía ganas quien fuera, (los de arriba, se supone). Porque hay muchas niñas Mari Luz. Pocas veces, sin embargo, los Medios se han desmelenado como ahora sobredimensionando el hecho. ¿Piensan ustedes que han roto el peine para sensibilizar al gentío, o alarmarlo? No. El gentío está desensibilizado ante la muerte ajena. No hay más que considerar los cientos de muertos mensuales en la carretera y nadie mueve un dedo. Que no vengan ahora con que el asesinato de una niña promueve este revuelo. A mi parecer, lo han hecho, lo hacen, para evidenciar a los jueces. Los medios han montado el revuelo para denunciar la «desidia judicial» y el «caos de la justicia». (El saco de la generalización mezcla a justos y pecadores. Eso es lo malo).

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