domingo, 10 de enero de 2010

SANDEZ
JUAN GARODRI
(19-7-2008)

De la misma forma que memez es la cualidad de memo sandez es la cualidad de sandio. El sufijo ‘-ez’ dota al lexema de unas propiedades de significado negativo insospechadas. No es lo mismo estar idiota, por ejemplo, que ser idiota. La accidentalidad semántica de la forma verbal “estar” significa que el idiota momentáneo puede desidiotizarse. Sin embargo, el sufijo ‘-ez’ que la sandez lleva de forma fija tal como un santo lleva su corona, se adhiere al sujeto propinándole abundantes dosis cualitativas y permanentes de incongruencia (la sandez). Esta doctrina de tipo lingüístico podría aplicarse, con sus variables, a términos como memez, estupidez, gilipollez e incluso insensatez.
El gentío, sin embargo, no suele diferenciar el hecho de la palabra, cosa existencialmente probable aunque teóricamente improbable. Y así, los hechos de un sandio, de un memo o de un estúpido generalmente no se tienen en cuenta, debido a la operación acomodaticia del personal que los considera ‘normales’ por repetitivos. No hay más que recordar algunos hechos de los prohombres que rigen nuestros destinos, hechos que parecen más bien producto de un sandio, un memo o un estúpido, expuestos hasta la náusea diaria en los medios.
Tampoco se tiene en cuenta la palabra desacertada. Afloran constantemente descalificaciones designadas con el apelativo de sandez (sandeces), memez (memeces), estupidez (estupideces) y, curiosamente, el gentío ignora la descalificación. Vean si no, la sandez apoteósica evacuada por una diputada de CiU, llamada M. Surroca (no sé por qué se me parece a Josep Guardiola con peluca y sin barba), que va la tía y presenta una pregunta al Gobierno «por lo que bebió la Selección». Además de la crisis, el Gobierno debe preocuparse de la Selección. Y no se corta. «Pide explicaciones por el consumo de alcohol de la selección española durante las celebraciones de la victoria en la Eurocopa», leo por ahí. O sea que, para ella, los jugadores, después de haber conseguido el campeonato de Europa, tendrían que haber bebido agua mineral sin gas en un cenobio. No sé cómo celebrará la Surroca sus éxitos catalanes. Pero la costumbre española es festejarlos con unas copas. El descontento verbal (quizá también emocional) de la diputada me ha parecido una sandez.

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