domingo, 3 de enero de 2010

LA JUSTICIA
JUAN GARODRI
(10-5-2008)


El pasado miércoles, varios periódicos de tirada nacional aludían en sus titulares a la ignominiosa y apabullante cantidad de sentencias sin ejecutar que se amontonan en los juzgados de toda España. Y va Fernández Bermejo, con toda su barba, y el tío agarra y coge y se pone y dice que no, qué va, que el colapso que vive la Justicia ni es colapso ni nada, que se trata solamente de “un problema endémico de retraso”. ¿A qué juega el ministro? ¿A tocarnos las bolas a los españoles? El uso de la metonimia encaja perfectamente en el tratamiento literario del lenguaje o en el uso de las jergas. Pero no veo yo a la Justicia caminando por la senda de la expresión lírica ni transitando por los arrabales de la jerigonza suburbana. En cualquier parte, tal como la tortuga arrastra su caparazón, el retraso lleva consigo el apelotonamiento y el colapso. Así que no nos venga el ministro con la polisemia. El lenguaje jurídico es monosémico y el significado de colapso se fundamenta en “collapsus”, participio pasado de “collabi”, arruinarse. El sema indica destrucción, postración extrema, ruina, paralización, cosas así. Si el caos de la Justicia arrastra más de 270.000 sentencias sin ejecutar en lo penal, y más de 400.000 en lo no penal, que alguien nos explique qué clase de indolente (o insuficiente) Justicia tenemos. Y, desde luego, que no nos vengan diciendo que es un problema de “retraso”. Es la verdad de Perogrullo. Esto lo sabemos todos porque es evidente. Y no hay que buscar explicación a la evidencia, mucho menos intentar demostrarla.
Es el caso que el gentío anda acojonado con lo del “retraso” porque la delincuencia campa a sus anchas. ¿De qué vale que las fuerzas del orden trabajen para atrapar al delincuente? Lo detienen, los medios de comunicación airean la detención y propalan sin descanso que ha sido puesto a disposición judicial. Y el que delinque se muere de risa porque “su” sentencia no se ejecuta. ¿Aquí no pasa nada? Alguna diferencia habrá entre el bueno y el malo. (En las películas del Oeste la había).

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