domingo, 3 de enero de 2010

SALUTACIÓN DEL OPTIMISTA
JUAN GARODRI
(26-4-2008)


No sé en qué estaría pensando Rubén Darío cuando sufrió tal subidón lírico, cuando se sublimó poética y modernistamente hasta el punto de alcanzar tal clímax laudatorio, conminatorio y salutatorio, cuando se vistió de metáforas y se calzó un léxico hiperbólico que inspira ampuloso rechazo, cuando se atrevió a proclamar que «la alta virtud a la hispana progenie hizo dueña de siglos» (supongo que lo de ‘virtud’ lo entendería el excelso poeta en el sentido etimológico de ‘valor’), cuando, en fin, se decide a preguntar retóricamente: «¿Quién será el pusilánime que al vigor español niegue músculos y que al alma española juzgue áptera y ciega y tullida?». Ni harto de ajenjo se puede emitir tal sarta de elogios desmedidos, a no ser que ‘se’ los escribiese Alejandro Sawa, su enemigo del alma.
Ahora tendría que estar Rubén Darío de embajador en España. A ver cómo versificaba sobre la recesión económica. Sobre este paro que ha aumentado en 246.000 personas hasta marzo, con una tasa que ha subido al 9’63%, según la EPA. Los arranques líricos rubenianos se volverían niebla si hubiera sabido que la crisis se come la mitad del superávit hasta marzo, el peor dato de las cuentas públicas en cuatro años. El llamado “Padre del modernismo” (aunque en España ya lo había introducido Villaespesa, dicho sea de paso) hubiera trocado la ‘Salutación del optimista’ por ‘Lo fatal’, de haber conocido la actitud de la Patronal que mira con recelo, si no es que se opone, a las medidas del Gobierno para proteger la recesión económica y favorecer a los más desprotegidos. «Ser y no saber nada y ser sin rumbo cierto…». Eso es vivir y no la patria salutífera. El incierto rumbo de los trabajadores a quienes la Patronal niega la reforma del salario mínimo porque ello subiría a 500.000 el número de parados.
Tampoco quiero ser un cagaleches, así que terminaré con la frase de W.G.Ward: «El pesimista se queja del viento, el optimista espera el cambio, el realista ajusta las velas».
Aunque dime, agobiado lector, ¿qué importancia tienen mis líneas aparentemente contradictorias ante las que publica una ONG subvencionada por Sanidad recomendando drogas a los gays para dilatar el ano? Salutaciones optimistas.




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