viernes, 1 de enero de 2010

¿LIBERTAD?
JUAN GARODRI
(3-11-2007)

Cuando Thomas Hobbes habla del “estado primitivo natural” del hombre, dice que la naturaleza dio a cada uno derecho a todo. Cada uno podía hacer cuanto quería y contra quien quería. A la larga, este derecho ilimitado de usar todos de todo llevó a la situación de actuar en la práctica como si no existiera ningún derecho. No hubo más remedio que ponerse de acuerdo (el ‘consenso’ de ahora) y elaborar tratados y leyes para regular los comportamientos humanos. Y se ha llegado a tal proliferación y abundancia de leyes que se vive sojuzgado por ellas, sometido a ellas y, sorprendentemente, con ‘libertad’ a causa de ellas. La diferencia entre dictadura y democracia consiste en que, en la primera, un dictador, casi siempre arbitrariamente, promulga las leyes para someter al pueblo utilizando la represión y el terror; en la segunda, es el propio pueblo quien autoriza con su voto a los que gobiernan para que den leyes que lo sometan. Tal vez por eso cada uno hace lo que le da la gana a pesar de las leyes que pretenden impedirlo. Nadie quiere ser sometido. Y la libertad, en el fondo, como concepto (y como praxis en muchos casos), es independiente
Cierto. Cada uno puede hacer lo que le dé la gana. La situación social de libertad, (des)igualdad y no fraternidad lo permite. La muerte se disfraza de muchas maneras, dice Martín Garzo. Y la libertad también. Puede disfrazarse de dama bella, o de madrastra, o de bruja. Puede halagar o puede aterrorizar. La condena a ser libres, a la que aludió Sartre, impulsa a muchos a arrancar un árbol, a asaltar una casa o a matar a un semejante. También el pensamiento sucumbe en aras de la libertad. Eres libre para pensar que tu contrario está equivocado, pero no admites la libertad del contrario cuando piensa que el equivocado eres tú.
Esta especie de libertad adaptada a cada uno (como un traje nuevo o un traje viejo, como un traje) condiciona las relaciones humanas hasta el punto de enfrentar las ideologías. Se acepta Halloween, aunque la mayoría desconoce el sentido de esta fiesta, y la calle se llena de monstruos, brujas, fantasmas y símbolos satánicos. Se abandona el sentido religioso de los difuntos. Libertad.

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