sábado, 2 de enero de 2010

PROLONGACIÓN VITAL
JUAN GARODRI
(12-1-2008)

Salgo a la calle a elongar mis neuronas, agarrotadas por la noticia siguiente: ¿Por qué Rociito está enfadada con su tía Concha o Rosa o como se llame? Es insoportable no poder hulusmear en las peligrosas anfibologías que remolca tras de sí el personaje de papel. Porque además de la duplicidad psicológica (vacía) está la duplicidad ortográfica. ¿Con vírgula o sin vírgula? Me fío de Alonso de la Torre y la escribo sin vírgula.
Llueve mansamente avenida abajo, mientras ignoro la vírgula de Rociito. A la altura del “Virgen” me encuentro con el cagaleches. Me dice que vaya bolo de artículo, el del sábado pasado, sobre los muertos, para empezar el año, el mismo día que los niños, pobrecitos, tan ricos, reciben sus juguetes de reyes y tú, añade, tan antitradicional, sin hacer caso a la festividad, hablando de televisiones para muertos… Le sonrío con la boca cerrada y le respondo que bien, que en su honor voy a ponerme optimista, y que en el próximo voy a hablar de la vida. Y aquí estoy.
«Científicos de la Universidad de Cambridge demuestran cómo vivir catorce años más». Veo chiribitas. ¿Cómo se puede “demostrar” la prolongación de la vida durante catorce años? Fácil. Sólo hay que cumplir dos condiciones. 1ª: Ejercicio, fruta y verdura, no fumar y no beber mucho alcohol. (En voz baja: ¡No lo había oído nunca!). 2ª: Combinar estos cuatro hábitos. (Se han estudiado a veinte mil personas durante diez años). A tener en cuenta que la clase social no influye si se procede a dicha combinación, añaden ‘estos’ científicos descubridores del Mediterráneo dietético.
Lo que no aclaran los científicos cambridgenses es si los pobres también pueden vivir catorce años más porque, aunque no coman fruta y verdura, dada la inalcanzabilidad de sus precios, pueden duplicar el ejercicio físico, que es gratis, y probablemente dejen de fumar a causa de las continuas subidas del tabaco y beban cada vez menos alcohol, por lo mismo.
Pues ya pueden irse enterando los mandamases de la cosa educativa, porque un tercio de la población infantil española no come espinacas, uno de cada diez niños no ha visto nunca una naranja y uno de cada cinco no sabe qué es un tomate.

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