domingo, 10 de enero de 2010

SOBREDIMENSIÓN
JUAN GARODRI
(5-7-2008)

Ha ocurrido lo insólito. No estábamos acostumbrados a este baño de gloria. Al menos desde hace 44 años. Somos los mejores. Somos los primeros. El número uno del mundo según la clasificación de la FIFA. Jamás se habían vendido tantas banderas de la Patria, miles y miles de escudos bordados con su estructura cuartelada en castillo, león rampante, barras y cadenas. Y las dos columnas orladas con la cinta del ‘Plus ultra’, del ‘más allá’. Adelante, españoles. A por el Mundial. Podemos. Dentro de dos años, podemos. Que se joda la Italia de los codazos y las faltas. Que se joda la Alemania de la corpulencia y el choque. Que se joda la Francia de la suficiencia y el menosprecio. Mientras podamos bañarnos en la fuente de la gloria, mientras podamos sumergirnos en las profundidades exaltadas del orgullo nacional, que vengan a hablarnos de crisis. Que se vayan a tomar viento los Diputados en el Congreso. El miércoles, qué plasta. Rajoy con la gaita de siempre previendo catástrofes ya anunciadas antes de las elecciones. Zapatero aguantando mecha porque no sabe hacer nada y lo que hace está mal hecho o es insuficiente o es encubrimiento de una realidad podrida. Los portavoces dando la matraca con el crecimiento cero, con la inflación al 5,1 % , con el aumento del paro, con el bajo consumo y con las hipotecas encarecidas. No tienen en cuenta que eso importa poco mientras podamos rebozarnos en la gloria deportiva. Fútbol, tenis, automovilismo, motociclismo, ciclismo. Somos los mejores. ¿A qué viene tanto agobio con la crisis? El Parlamento debía aprender de la televisión deportiva. Gracias a ella hemos disfrutado los mejores momentos de gloria. A pesar del menosprecio foráneo.
Nuestro Juan Pablo Forner, «el más acre censurador del siglo XVIII», reprobó la pedantería de Rousseau, Helvetius, Bayle y Voltaire. Les opone los modelos nacionales de Luis Vives, Arias Montano y Melchor Cano, entre otros. Y aunque no todo es negativo en la actitud tradicional frente a lo extranjero, hay que exaltar la gloria de “la roja” y dejarnos de recesión y otras gaitas (gallegas).
Sin fútbol, los dioses del Olimpo no fueron tan felices, a pesar de su tendencia a la metamorfosis antropomórfica.

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