domingo, 21 de febrero de 2010

TONTILOQUISMO
JUAN GARODRI
(16-5-2009)

Cada jueves concertamos el nombre del bar al que vamos a ir a tomar unas copas antes de comer. Y no fallamos. Los cinco. Se habla de todo. De la nueva gripe y de la solidaridad y cohesión que Zapatero propone como solución a la crisis. Saboreando un tempranillo de Ribera del Guadiana, me dice un amigo, oye, listo, ¿sabes de dónde viene tontiloquismo? No, le digo, lo oigo por primera vez. Pues viene de tonto y de loco, dice, que así están de majaras los muchos que forman parte de los debates. Innumerables debates. En radio, en televisión, en Internet, todo el mundo debatiendo, que ya es el colmo, tío, la depreciación de la palabra, que nunca ha valido menos. Se habló del triunfo del Barça, cómo no, y del servilismo de RTVE que ocultó la pitada al rey y al himno.
Llegado que llegué a casa, pensé en el significado de tontiloquismo y, como no me convenció la aplicación etimológica de mi amigo, me propuse encontrar otra más convincente. Ya se sabe que las posibilidades combinatorias del lenguaje ofertan la creación de nuevas palabras. El léxico es algo vivo que se renueva constantemente según las influencias que admite. Tontiloquismo. Acertado. Al menos para mí, en el sentido que le atribuyo. Es decir, palabra compuesta de ‘tonti’ y ‘loquismo’. Evidente. Tonti es hipocorístico de tontuna, o tontería, y loquismo es derivación léxica de ‘loqui’, infinitivo del verbo latino loquor, que significa hablar. De manera que el tontiloquismo viene a ser algo así como hablar de tonterías. Pero no tonterías de las que canta el tipo que va perdiendo aceite, sino hablar de tonterías que los circunlocutores, al marear la perdiz, toman por cosas tan serias como la solución de la crisis, por ejemplo, o la ocultación del himno. El vacío mental del gentío intenta llenarse con opiniones ajenas, en vez de procurar ideas para formarse una opinión propia.
Es cansina la insistencia de los medios por incitar al personal a manifestar su opinión. “Si llama al cuatro cuatro no sé cuantos siete cinco, o manda un SMS, muestra su opinión en el reborde inferior de la pantalla y puede ganar seis mil euros”, le dicen.
Ni el éxtasis por Laura libró a Friedrich Schiller de afirmar que «la verdad no está fuera, allí la busca el necio; está en ti, tú la produces eternamente».

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