domingo, 21 de febrero de 2010

LA NIEVENIEV
JUAN GARODRI
(17-2-2010)

Estoy en Soria, y con las madrugadas a siete grados bajo cero, y con los mediodías a uno o dos bajo cero, sales a tomar los vinos a la plaza de Herradores y se te hielan los pensamientos. Estos días de febrero en que el frío secciona los pensamientos con el bisturí de la inoperancia, España se debate en los frentes controvertidos de la guerrilla del deslumbramiento. Un deslumbramiento ocasionado por la nieve meteorológica que obliga al uso de cadenas (siempre que el atrapado en la nevada sepa montarlas, que esa es otra) y por la nieve que refleja la luz insensata de la solución del conflicto socioeconómico que no logra embobecer al personal porque, por mucho que se diga, el personal desconfía más que nunca de los políticos. Ni siquiera las baladronadas de Leire Pajín animan a los jubilatas, acogotados por la posibilidad de ver reducidas sus pensiones, ni a los cotizadores (posibles jubilatas dentro de unos años) actuales que se temen la reducción al límite. La nieve se hiela y los patinazos son frecuentemente peligrosos. En la carretera y en las calles. Toneladas de sal para evitarlos. La sal de la tierra. La sal es la promesa de los políticos que, en nombre del Gobierno, sermonean acerca de las posibilidades inminentes de salir de la crisis. Pronto dejaremos atrás la crisis. Hay que arrimar el hombro y afirmar los pies en el suelo. Pero los pies resbalan en la nieve. Unos patinazos contundentes, acongojantes y desestabilizadores que provocan el costillazo. Los hematomas económicos, producto de los culetazos ocasionados por la nieve, resaltan el aspecto morado de la insuficiencia y de la carestía. Es irrisorio el hecho de escuchar los telediarios y comprobar las bobadas que pueden decirse para animar al gentío, acobardado y tenso. Generación ni-ni. Se atribuye a los jóvenes que ni estudian ni trabajan. Más bien debería atribuirse esta generación a la de los políticos que no se ponen de acuerdo para solucionar los problemas que preocupan a la ciudadanía. Ni consenso ni verdades. Sólo están interesados en el acogotamiento del adversario. Qué tendrá el poder para que los votos sean la única adquisición que los salve políticamente. Un amigo me decía que dudaba de la inteligencia de Zapatero porque, de ser inteligente, abandonaría su discurso de apariencias y retazos y permitiría que gobernase Rajoy. Pero eso es imposible, le dije, por contradictorio y maquiavélico. No lo es, retrucó, así se vería claramente la ficticia jactancia de Rajoy y se comprobaría su inoperancia, porque él tampoco sería capaz de sacar a España de la recesión y de la crisis. Anda y que se rompiera las costillas del batacazo en la nieve del conflicto económico.
En fin, pienso que los españoles están hartos de sus políticos y de su crisis, a juzgar por ese 85% de mujeres encuestadas que está satisfecha con la calidad de sus relaciones sexuales. Valoran más una buena vida sexual que el dinero. No se pelean con bolas de nieve.

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