domingo, 21 de febrero de 2010

NAVIDADES ‘OUT’
JUAN GARODRI
(6-1-2010)

El pasado domingo, día 27, mi amigo Agapito Gómez Villa, defendía ‘su’ navidad como una vuelta a la pureza de la niñez. Tenía razón. Sólo desde el punto de vista de la inocencia pueden aceptarse unas navidades que ya ni parecen navidades. No me gustan. Alargan el halo taciturno de la desventura. Por mucho que se esfuerzan los ayuntamientos en la iluminación nocturna de las avenidas (en las poblaciones en las que hay avenidas, que no dejan de ser calles un poco más anchas) permanece una especie de tristeza alrededor de las figuritas luminosas. La culpa del hombre maduro y el tema de la renuncia, que tanto conmovieron a los escritores del siglo XVIII, no pueden ser hoy dominados por algunas representaciones institucionales de ‘belenes’ en las plazas públicas, reducidos a mera rememoración folclórica. Por otro lado, la sociedad cede, poco a poco, a la considerada corriente progre de arrinconar el hecho religioso. Es más ‘in’ quien se muestra indiferente ante la murga de la pandereta y el soniquete del villancico. Así que este año han desaparecido. Los altavoces colocados en las esquinas de las plazas lanzaban al aire del oscurecer musiquillas que relacionaban el ambiente popular con la letra navideña. Han desaparecido. Supongo que por lo de la supresión de símbolos religiosos. Para evitar la herida de la sensibilidad. El veto del villancico, a pesar de su abolengo histórico, de origen medieval. En el Cancionero de Baena aparecen con el nombre de ‘cantigas’, en el Cancionero de Palacio con el de ‘canciones’. Empiezan a llamarse ‘villancicos’ en el Cancionero General.
Así que no me gustan las navidades. Estas navidades que parecen lejanas y extrañas. Rodeadas de noticias tan deplorables como las que aparecen en las portadas de las revistas del cuché, tan del agrado del gentío. Belén Esteban, supermodelo del tarugueo mental, sublimada hasta la nausea. La pobreza intelectual provoca la huida hacia esos personajes sacados de la nada que proporcionan beneficios a la prensa rosa y a la televisión tomatera. También Rajoy se ha lanzado a la imagen revistera con el gorro de cocinero y el servicio del cocido en un comedor social. Son imágenes de una navidad devaluada económica, social y religiosamente. El remate pesimista se aloja en ‘mi’ navidad si, por último, leo que se acerca el principio del fin del progresismo y que políticamente Europa ha muerto. Nos salva el cuerpo de Kate Winslet.

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