domingo, 21 de febrero de 2010

CORBATA DE SEDA
JUAN GARODRI
(8-8-2009)


Un tipo que lleva corbata de seda es muy importante. Digo yo que llevaría corbata de seda. Que es muy importante lo afirmaría él, deduzco, con la rotundidad orgullosa de quien se sabe eso, importante, ese engreimiento del que se cree im-por-tan-te, tal vez porque antes ha sido nada.
No sabes con quién estas hablando, tú no sabes quién soy yo. La corbata de seda le ondula el rostro, le acariciaba la pequeña roseta de altanería, ese make up chulesco y rojizo que colorea la mejilla del poseído de si mismo. El agente de policía, un desertor del arado, sin duda, no es importante. Por eso el asesor ejecutivo en el Ministerio de Economía y Hacienda, no soporta que un personajillo que no es importante (los agentes de policía no son nadie) lo multe porque él, tan importante, comete una infracción de tráfico en Alfaro. El personaje importante no está sujeto a la ley tal como lo están los millones de españoles que no son importantes. Unos pardillos que tienen que tragar la ley de tráfico por cojones.
Yo soy uno de éstos. Pardillo. Los agentes de tráfico me han multado alguna vez que otra. Entre Valladolid y Peñafiel, la última. No respeté la prohibición de circular a más de 80 en un cruce de esa vía. Los 100 kh de mi velocidad de crucero me costaron 150 euros y dos puntos. No me molesté en protestar ni en justificar mi conducta ante el agente de tráfico. ¿Para qué? Yo no soy importante. Agaché las orejas y el agente me multó muy amablemente, con saludo de rigor al detenerme y al despedirme, porque al fin y al cabo él sólo se limita a cumplir la ley sintiéndolo mucho, dijo.
Si yo hubiera llevado corbata de seda y traje de Arman, si yo hubiera sido asesor de Elena Salgado, cargo sin duda muy importante, quizá me hubiera permitido el lujo de dirigirme al agente de forma despectiva o de haberle espetado que quién se creía que era, que no era ni siquiera agente de la autoridad, que no era más que un puñetero policía, un simple funcionario malpagado. Pero no. Yo no soy asesor ejecutivo en el Ministerio de Economía y Hacienda ni llevo corbata de seda. Llevo solamente en el asiento trasero mi portátil y unos libros.

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