domingo, 21 de febrero de 2010

CONFERENCIAS
JUAN GARODRI
(21-3-2009)


No sé cómo puede haber gente que guste tanto de dar conferencias, con lo que a mí me aburren. Supongo que es por la pasta. A la rica conferencia. Sólo a dos mil euros la más barata. Así cualquiera. Yo, sin embargo, cuando daba conferencias, cobraba una miseria, a pesar de que al final me aplaudían, no sé si por mi excelencia o mi silencio.
Hay que diferenciar al tipo que ‘da’ conferencias del tipo que ‘dicta’ una conferencia. El tipo (o tipa) que dicta conferencias confiere a su dictado un aire de superioridad informativa (o científica) que para sí quisiera el tipejo que da conferencias. El tipo (o tipa) que dicta conferencias posee una sabia complejidad erudita, de la que es consciente, que manifiesta cuando sonríe con solapada arrogancia ante las preguntas que fundamentan los debates finales. Son de gran importancia estos debates. Los asistentes refuerzan su ego. ¿Hay más preguntas? Dice el dictador/a de la conferencia. Y el que levanta la mano siente que le crecen las petulancias porque puede que los demás admiren su conocimiento del tema. Y pregunta. A veces una chorrada. Pero pregunta. Y el conferenciante (o conferencianta) responde. Pensando, la mayoría de las veces, que no puede desacreditar la chorrada preguntona porque para eso cobra más de dos mil euros.
En otro orden de cosas, los escasos oyentes que asisten a escuchar a los que dan conferencias (baratas, ya se sabe, o gratuitas, llamadas charlas) apenas preguntan, o no preguntan. Los asistentes se levantan y salen apresuradamente de la sala, como el que tiene que hacer algo. Su aspecto huidizo los delata. Y el conferenciante que ‘da’ la conferencia se siente frustrado porque el debate ha sido un fiasco (el término está admitido por la RAE).
Es evidente que las recientes conferencias de Paul Krugman han sido ‘dictadas’. En actitud genuflexa (no en vano es premio Nobel de Economía 2008), todo el mundo ha admitido el panorama aterrador que Krugman ha dictado para la economía española si no bajan los salarios y los precios. Pero digo yo que si bajan los salarios el gentío no puede comprar, y si no se compra no se consume, y si no se consume no se soluciona la crisis.
Krugman ‘dictó’ sentencia: “A España le hubiera ido mejor si no se hubiera unido a la Unión Económica Europea”. Toma conferencia.

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