domingo, 21 de febrero de 2010

DESTINO
JUAN GARODRI
(4-4-2009)



El destino es un concepto pérfido, desleal. El hado y suerte de cada uno, dice Covarrubias. El destino te da la espalda y ahí te pudras, si es que los conceptos pueden dar la espalda. Es complicado esto del destino como concepto. Es la deconstrucción, en el sentido que le otorga Jacques Derridà. Consiste en mostrar cómo se ha construido el destino a partir de procesos históricos y acumulaciones metafóricas, mostrando que lo claro y evidente dista de serlo. Tal vez por ello tuvo tanta repercusión literaria en el siglo XIX “Las desventuras del joven Werther”, la novela de Goethe con imitaciones surgidas en toda Europa. Y hasta hubo también un Werther femenino, «Werthérie», de P. Perrin en 1791. El destino en juego. Aunque aquí, naturalmente, Goethe trata de la sentimentalidad del destino, no de su fatalidad, aunque a nosotros nos parezcan entrelazados el sentimiento y lo ineludible. Werther se destruye a sí mismo en el doloroso conflicto entre pasión y realidad. Pero la novela expresa mucho más que el destino individual del autor. Werther encarna, en general, la fatalidad de un carácter cuyo sentimiento se exalta y encierra en el subjetivismo. No es sólo el problema de un amor desgraciado sino el de la juventud que se deja arrastrar por el sentimiento.
Hoy podemos, tal vez, equiparar algunos aspectos sociales con la trama lírico-sentimental de Werther. El problema de los embarazos no deseados (que ha hecho saltar las alarmas del inconformismo antiabortista contra la ‘nueva Ley del aborto para 2009’) sacrifica la moralidad en aras del goce de las posibilidades sexuales, ilimitadas en tanto no se realizan. Sobretodo si se tiene en cuenta que, además de los tres supuestos para abortar que admite la ley actual, quizá se incluya un cuarto supuesto que contemple en el bajo nivel socioeconómico un motivo más para poder abortar dentro de la legalidad. Aquí queda el mundo al revés: cuanto más pobre seas, más facilidades encontrarás para abortar. Leí el otro día una pintada (supongo que escrita por ricos cabreados): «Sé pobre y folla, protegerán tu aborto».
Si el “Sturm und Drang” se opone a la ilustración alemana y constituye el precedente del Romanticismo (de ahí salió la novela de Goethe), el destino de la sociedad actual se opone a la normativa ética y constituye un paso escalofriante para la instauración del subjetivismo moral más feroz.

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