domingo, 21 de febrero de 2010

MENORES
JUAN GARODRI
(25-7-2009)

Mucho, muchísimo más que los bolsos de Rita Barberá, los trajes de Camps y las anchoas de Zapatero. Estos son chismes de mal rollo, indudablemente, pero sobredimensionados por los políticos y 'sus' Medios afines para acosar y derribar en lo (im)posible al contrario y llevarse la presa mayor en el safari cinegético de los votos, que a fin de cuentas es lo que importa y lo demás son historietas de Stieg Larsson, esos hombres que no aman a las mujeres.
Repito. Me interesa más que la política, y me sobrecoge y me perturba, el hecho de que chicos menores de edad violen a chicas menores de edad. No quiero decir que no me perturbaría el hecho de que menores violasen a mayores, que hay mastuerzos que entienden al revés y encima afilan el lápiz basto de la majadería.
Porque si hay pandemia por las 850 muertes causadas por la gripe A en todo el mundo, díganme ustedes qué pandemia gigante (no sé si encaja el término) no habrá en el mundo cuando, si se atiende sólo a Estados Unidos, un 15 % de la población sufre agresiones sexuales (es decir, más de 45 millones de personas) y de éstos el 12 % son menores (es decir, más de cinco millones). ¿Acaso no es una pandemia terrorífica la agresión sexual?
Por otra parte, las estadísticas de probabilidad que ofrece el Departamento de Justicia de EE.UU son aterradoras, por sorprendentes e impensadas (los principales noticiarios sólo permiten que pensemos lo que ellos quieren que pensemos): uno de cada 20 violadores pasarán un día en la cárcel, y 19 de cada 20 quedarán libres. Se me nubla la vista, créanme, y una cruda jaqueca oftálmica me trepana las sienes de la indignación.
En España, cuando todavía colea jodidamente el caso 'Marta del Castillo', se produce la violación de las menores de Isla Cristina y Granada. Y los violadores son menores. Consternación. ¿Cómo somos tan gilipollas de considerar progresista la vigente Ley del Menor permisiva con algunos bicharracos (menores, eso sí) a los que otorga la posibilidad de cometer delitos? En ello andan liados psicólogos, sociólogos y educadores, qué risa, para concluir que en la juventud actual existe una gigantesca carencia de valores. Nuevo Mediterráneo descubierto.
Ya me adelanté a estos tiempos cuando reflejé esa carencia en mi novela “La blanca doble”. Y me colgaron de la demagogia.

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