domingo, 21 de febrero de 2010

DEBATES
JUAN GARODRI
(10-2-2010)


Proliferan los debates. El personal, mayormente político, se agarra a los debates como a clavo ardiendo. Se piensa, puede ser, que se arregla con un debate lo que se ha desarreglado con una mala gestión. Piensen ustedes en el fenomenal barullo que se ha organizado con el asunto de las pensiones. El ‘indeciso patológico’, sambenito con el que Martín Ferrand ha bautizado a Zapatero, ramonea en la arboleda sindical para conseguir la paralización de convocatoria de huelga general. Hay que debatir si queremos un indeciso patológico o un presidente ‘cortoplacista’, como lo llaman otros. Los debates. Las cadenas televisivas no se hartan de debatir. Si el debate está montado sobre la acción política, Zapatero es la pieza que hay que abatir. ¿Quieren los españoles que Zapatero vuelva a ser candidato a la presidencia del Gobierno? Debate servido. Con un 4,3 millones de parados y un déficit público que se escurre a causa de la gastroenteritis económica, Zapatero no puede repetir la presidencia. Con el vencimiento de la deuda española a corto plazo Zapatero acentúa nuestra crisis. Es un debate en el que no se debate: se afirma la culpabilidad, la inoperancia y la jeta dura de Zapatero. Vamos, que no me lo creo. En un debate (entendido como discusión sobre una cosa) no se afirma, se razona. Y en este debate —Zapatero sí, Zapatero no— aparecen en superficie escasos razonamientos. Porque no tratamos de los debates cutres que aparecen en determinados programas televisivos sobre cameo criticón de las culifinas icónicas. No. Tratamos de un debate serio en el que no parece posible demostrar que una sola persona —con la satisfacción de las apariencias— sea culpable de todos los males que atacan al personal de acera. El resquebrajamiento de la economía —¿Financial Times resucita a la ‘pérfida Albión’?— choca con la dilapidación de erarios públicos que gastan miles de euros en conseguir portátiles para cada uno de los alumnos de 3º de ESO, cuando es bien sabido que no son necesarios individualmente, o con los milloncejos que el Parque Móvil de la Guardia Civil se ha gastado en adquirir 7 unidades de Mercedes 170 CV, último modelo, para colocar radares que cacen subrepticiamente. Economía resquebrajada. Las cortinas de humo no quieren debates, a pesar de la intoxicación (también contra el Villarato) que sectores de la prensa deportiva lanzan contra los árbitros para inculpar al Barça.

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