viernes, 19 de febrero de 2010

DE RICOS
JUAN GARODRI
(14-2-2009)


Ahora que nos quedamos a orzas, nos vienen con el cuento de arrimar el hombro, el cuentísimo de ilusionarnos con en el futuro. Íbamos de ricos, mostrando el rostro de la jactancia. Vivíamos como ricos, que era no ser ricos. Porque el ‘como’ comparativo expone realmente una irrealidad. Si somos ‘como’ ricos, es que no somos ricos. A lo más, parece que nos parecemos a los ricos. Los renacentistas lo sabían muy bien. Si tu cabello es como el oro, tu cabello no es oro. Si tus dientes son como perlas, tus dientes no son perlas. Para eliminar la alucinación, eliminaron también el ‘como’ comparativo y lo convirtieron en un ‘es’ identificativo, pero falso. Ninguna doncella creía en el oro de su pelo ni en las perlas de sus dientes. Aunque sus amantes las deslumbrasen con metáforas embellecedoras.
Vivíamos como ricos, sin serlo. Una metáfora económica en la que los términos realidad-irrealidad se equiparaban con un no ser, abrumador y perverso. Nos engordaba el ‘como’, haciéndonos creer que éramos ricos. Riqueza ficticia, pero convencidos desatinadamente de su no-ficción, riqueza reflejada en los escaparates de nuestro desvarío. Los bolsillos disponían de euros, pero la cabeza no disponía de ideas sino de ansiedades. Al sustituir los valores permanentes por otros valores efímeros (los euros) el mundo se ha venido abajo al vaciarse los bolsillos financieros.
Sin embargo, hay que arrimar el hombro, no hay que perder la fe en el futuro, dicen nuestros dirigentes políticos. Cuatro millones de parados van a dejar de serlo dentro de un año (risas en el foro), así que en el dos mil diez volveremos otra vez a creer que somos ricos..
Todo esto me hace pensar en esas propuestas moralizantes, algo idiotas, que aparecen en Internet para tranquilizar al personal. Ejemplo. El sabio chino no se queja porque se le ha quemado el tejado de su casa, alaba al destino y lo bendice porque ahora puede ver claramente la luna y las estrellas. Y digo yo que igualmente podría haberlas visto si hubiera salido a la puerta de su casa antes de que le ardiese el tejado.
Hemos esperado a que se quemase la ficción de riqueza para contemplar mejor la colaboración y la arrimada de hombros. Otro sabio dijo también: Creer lo que sólo conviene es creencia que se alarga como se alarga la cuerda de la estupidez.

No hay comentarios: