domingo, 21 de febrero de 2010

OTOÑO SIN MOÑO
JUAN GARODRI
(17-10-2009)

En otoño a las viejas se les cae el pelo del moño. Eso decían. Era la vejez. Ahora todo ha adquirido el aspecto de una senectud anticipadamente provecta. Los campos muestran una sequía aterradora, sin brizna de hierba, que era su moño. A la dehesa se le ha caído el moño antes de tiempo. La encina emerge mustia y no se parece al frondoso árbol cantado por Virgilio. Todo el mundo anda sin moño en medio de una calvicie precoz y fustigada. Este otoño caluroso y reseco enciende las pasiones y atiza el sofoco de los políticos, enredados en la repugnante lucha de la espada y el garrotazo. La corrupción lanza esa sofoquina que agota las ideas de regeneración y resurgimiento. España anda perdida entre demoliciones e imputaciones, tanto más controvertidas cuanto más reales y negadas. La negación es el arma rasurante que pela el moño de la política. Todo es mentira. Nada es verdad. O al revés, según quien lo mire. La sequía de ideas transformadoras absorbe el agua de las dehesas. Así que la dehesa luce un desfavorable aspecto famélico sin el césped jugoso de la transparencia. A la dehesa también se le ha caído el moño. Los atardeceres de la dehesa, tan repletos de ocasos otoñales, han perdido la tranquila magia de las nubes rosadas por el viento vespertino. La sequía las transforma en sombras enemigas que desorientan la dormida de los pájaros. La solidaridad amorosa del universo. Aquí quisiera yo ver las reacciones de León Hebreo prendidas a los tres «dialoghi d’amore», a ver cómo iluminaba su haz de alegorías con sus ingeniosos simbolismos. Si un ternero no tiene agua para beber no bebe. Pero a ver cómo se combina el reflejo de la actividad creadora con un campo muerto e improductivo. «Todo el universo es un individuo producido por el sumo opífice», dijo. Y los renacentistas se lo creyeron. El moño de Rajoy es el caso Gürtel, dentro de un corrupto renacimiento económico. El moño de los políticos es su patrimonio.
En fin, este otoño anómalo cambia también los pensamientos. Heráclito afirmó aquello de que ‘todo fluye’ porque en sus tiempos no había esta sequía extremeña. Y seguro, además, que las viejas de Éfeso ondulaban su encanecida cabellera con aceite de mirto y arrayán para que en el otoño no se les cayera el moño.

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