domingo, 22 de noviembre de 2009

DESORIENTACIÓN
(11-2-06)
JUAN GARODRI

La opinión pública se encuentra más desorientada que un gato en una matanza, según mi tío Eufrasio. No porque la desorientación haya hecho “nido en su pelo”, aquello del tango de Gardel, una metáfora del día que me quieras, cómo ríe la vida si tus ojos negros me quieren mirar, cosas así. Esto no desorienta a la opinión pública por más que la violencia de género se haya instalado en la tiranía doméstica y haya mandado a hacer gárgaras los heptasílabos del tango. Lo que desorienta a la opinión pública son los acontecimientos por los que atraviesa la actualidad, plagados de contradicciones.
Que más de 70 etarras con penas de cárcel milenarias salgan a la calle en los próximos dos años desorienta a la opinión pública. El personal no piensa que la excarcelación sea ilegal puesto que se fundamenta en el código penal de 1973. Pero, hombre, que redenciones extraordinarias previstas en ese código, como hacer deporte, matricularse en una universidad o dedicarse a participar en talleres ocupacionales, les permitan la libertad desorienta al gentío. Porque no existe equilibrio comparativo entre un pegabrincos en el patio de la cárcel y la demolición de un cuartel en atentado con víctimas. Si el código penal lo permite, dice la gente, habrá que mandar ese código penal a la mierda y poner otro, o reformarlo, o derogarlo. Porque suena a lo de tócame Roque la bullanga infernal de la acumulación de penas: 4.174 años de condena no pueden reducirse a 20, ni da lo mismo haber cometido dos asesinatos que 80.
Que estos días el PSOE se haya liado a caponazos con los catalanes desorienta al gentío. Porque después de tantos juegos de manos y lindezas para acomodar el Estatut resulta que ahora intenta debilitar al Gobierno de la Generalitat valiéndose de la claridad expresiva de Bono, descalificaciones a Maragall incluidas. Que “deje de generar problemas”, le dice. ¿Por qué no se lo dijo hace unos meses cuando la excandecencia de los acuerdos? Pero si hasta el amodorrado Solbes se desentiende del negocio político y no quiere saber nada de la financiación acordada entre Zapatero y Artur Mas…
Que el presidente de Rusia sea abrazado y besado por el Rey, desorienta al gentío. Porque quien más quien menos sabe que en Rusia van acomodándose los tics de las dictaduras y van achicándose los gestos de las democracias, tal como denuncia Oksana Chelysheva, que no es una tenista, sino la defensora rusa de los Derechos Humanos. Son actitudes fundamentadas en una praxis política que desorienta al personal. Y así lo expresa la gente, que no traga este embrollado principio de contradicción. Porque, según recibimos las noticias diarias, parece que alguien pretende engañarnos. Lo cual que no es admitido por el principio de contradicción: «una proposición no puede ser verdadera y falsa a la vez» y «no puede ocurrir que una proposición no sea ni verdadera ni falsa» (Leibniz).
Mientras tanto, los encargados de la cosa (des)orientan al personal por el camino de la distracción lanzando a los cuatros vientos el suntuoso derechazo de El Mundo, que Pedro J. Ramírez va a encontrar el sudario en su sábana dominical. Y la extraordinaria, conmovedora, ternísima noticia de que un tal Boris Izaguirre se ha casado con su novio, o el sorprendente, pasmoso, sensacional acaecimiento que, a causa del éxito con las chicas del David Beckham adolescente, se subastan sus cartas de aquella época, o la sensual, placentera, excitante información de que Elle Macpherson es la tía más calentorra de la historia australiana. Por mí como si se la machacan con un vierteaguas de granito.

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