sábado, 19 de junio de 2010

IRRITACIÓN
JUAN GARODRI
(16-6-2010)


Pasea uno la acera, entra en el bar, se sienta en el parque, consume en Mercadona, en fin, realiza esas tareas diarias de ciudadano probo que son casi de obligado cumplimiento. Y en todas partes igual. M´as de lo mismo. El personal anda irritado. Cabreado. Harto. Una grave sensación de inestabilidad social aletea sobre las cabezas. Alguien, de no se sabe donde, le toma el pelo desconsideradamente. Alguien olvida que el gentío es la fuente de los votos. Una fuente, ay, de la que se bebe el día de las elecciones pero que se tapona inmediatamente después. Así que ya te digo, el personal anda harto de que quiera darle gato por libre, lo que equivale, en el fondo a una burla. Tal vez provocada por las circunstancias. Pero burla, aunque sea involuntaria. Por algo algunas encuestas confirman la sensación desconfiada de la ciudadanía para quien el Gobierno se ha constituido en verdadero problema por detrás del paro y de la crisis.
Ligero matiz burlesco se aprecia en el hecho de que la pasada huelga general fue seguida por el 75 % de los afectados, según los sindicatos de clase, y por el 11% según las fuentes del Gobierno. Inadmisible. Un desviación de 10 puntos puede admitirse pero una desproporcionada desviación de 60 puntos no. Y no contentos con ello, aseguran que para después del verano habría una huelga general ‘con todas sus consecuencias’. Y van y se lo creen. Lo de las consecuencias.
Mas. Mieditis gubernamental. La reforma laboral, mas cacareada que el canto de una gallina loca, ya no se impondrá por Decreto Ley sino que se revisaría como Proyecto de Ley después del verano. Risas y carcajeo en el patio de butacas.
Mas. La irritación adquiere burbujeo de cocción a 90 grados cuando el personal se entera de que los partidos ingresaron casi 200 millones de ayudas públicas. O sea, que con mi dinero subvencionan los partidos. ¿Qué, si no? Dice el partidista. Respuesta: Que deberían mantenerse con las cuotas de sus afiliados. Retruca el otro: Entonces desaparecerían. Pues que desaparezcan, afirma el disconforme. Así no se puede ir a ninguna parte, dice el partidista, eres un ácrata.
M´as. Sobredimensión de la Roja. Densidad de niebla futbolera para ocultar los preocupantes problemas que rodean al ciudadano. Y luego hablan de Franco con lo de los juegos sindicales, dice el listo.

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