sábado, 19 de junio de 2010

ELECCIONES
JUAN GARODRI
(9-6-2010)

Nadie sabe a quién se refería Felipe González cuando, hace unos días, dijo eso de que «rectificar es de sabios pero es de necios rectificar a diario». Nadie lo sabe. Todo el gentío se lo imagina. Porque la caña que está recibiendo el presidente del Gobierno apunta a que es a él y no a otro a quien se refería González.
A pesar de la duda. Elecciones anticipadas. El beneficio de la duda puede ponerse de parte de Zapatero o de Rajoy. Rajoy no se beneficiaría de unas elecciones anticipadas. En las actuales circunstancias, más turbias que claras, Rajoy tiene la posibilidad de salir elegido presidente del Gobierno. Dicen las encuestas que el PP vencería ahora al PSOE por mayoría absoluta. El voto de castigo a Zapatero se cumpliría pues razonablemente. Pero ¿beneficiaría esa mayoría a Rajoy? No. Si el PP llegara a ganar ahora unas elecciones anticipadas, se vería con el agua al cuello. Las carencias políticas y económicas de las que adolece el actual gobierno se volverían hierros candentes que achicharrarían el trasero de Rajoy al día siguiente de sentarse en el sillón presidencial. Zapatero tampoco se beneficiaría de unas elecciones anticipadas (por eso no las convoca). Sería tanto como dar crédito a las constantes descalificaciones que le vienen de todas partes. Aceptar el fracaso de sus decretos para superar la crisis. Reconocer como equivocación la medida de la congelación salarial a los jubilados. Admitir el error que supone la rebaja del sueldo a los funcionarios. Dar la razón a quienes lo instalan en la duda constante, en ese donde dije Diego digo dije permanente, en esa labilidad de las decisiones adoptadas que se truecan en indecisiones sociales o económicas.
El personal se debate entre el hecho de liarse la manta a la cabeza y hacer caso a las imprecaciones de Rajoy (otro que tal baila, dice el gentío) o seguir sin demasiada confianza las promesas de cambio y soluciones que dicta el Gobierno. «Conocemos la verdad no solo con la razón sino también con el corazón», dice Pascal. Tal vez Zapatero aspire a que el ciudadano lo acepte sentimentalmente, esa pesadumbre que suscita el maltratado por la multitud que apenas puede defenderse (el maltratado). El corazón tiene sus razones que la razón no conoce. Esas cosas. Y los sindicatos de clase tocando la gaita de la huelga general.

No hay comentarios: