jueves, 29 de abril de 2010

LOS ENANITOS
JUAN GARODRI
(21-4-2010)


Hace ocho o diez días, la mayor parte de la prensa nacional se guaseaba de una pretensión ridícula. La que ha tenido nuestra ministra de Igualdad. Consistía en eliminar determinados cuentos infantiles que desarrollan la desigualdad de la mujer. La pintan como esclava del hogar, eso sí, con muchos colorines, pero esclava, al fin y al cabo. Y sometida al varón, además. Pero no con un sometimiento afectuoso y consensuado, que esto sería otra cosa, (cualquier acto generado por el consenso es un acto noble, un acto que eleva la condición femenina a la categoría suprema de la igualdad absoluta, un acto que, como el carácter de la metafísica monadológica de Leibniz, muestra su propia personalidad y sensibilidad humana vuelta a todos lados, abierta para recibir de cualquier dirección lo verdadero y lo justo, y dispuesta a dar a cada uno lo suyo, creo que me he perdido, tú), sometida pues al varón con un sometimiento consensuado, decía, yo me someto a ti en esto, dice ella, y tú me friegas los platos, pones la lavadora, la tiendes, planchas la ropa, la doblas, haces la compra y, cuando llegas a casa, echas un vistazo a las lentejas, no vaya a ser que cuezan demasiado, se evapore el caldo y se peguen. Esto es lo que es consensuar, hasta el punto de que así se eliminan los límites de la desigualdad.
Por eso Blanca Nieves es un ejemplo nefando, ‘de que no se puede hablar sin repugnancia u horror’, para las criaturas inocentes que la ven con ojos virginales de infantilidad cuando en realidad Blanca Nieves solamente muestra actitudes contrarias a la igualdad femenina. Blanca Nieves, una tontorrona que se ofrece a limpiar la casa, preparar la comida y hacer las camas a cambio de permanecer escondida en la casita del bosque. Agachaba la cabeza ante el sabio, sonreía al gruñón, acariciaba castamente las orejas del mudito, comprendía al dormilón, perdonaba al perezoso, limpiaba abnegadamente al mocoso, y animaba con alegría al tímido. Todo un ejemplo de sometimiento humillante. Blanca Nieves tenía que haber mostrado a los enanitos sus cualidades femeninas, como ir a la mina a sacar el oro, viajar por los alrededores para venderlo sin miedo a la bruja, rentabilizar las inversiones en productos madereros, hacerse cargo de los libros contables y follarse al príncipe los fines de semana.

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